un mundo fantástico
julio 8, 2023 § Deja un comentario
Tras el chute hormonal —tras el encaje de las piezas—, el desajuste, la decepción, el hiato. Siempre. Lo decisivo: un saber gestionarlo, al fin y al cabo, la virtud. O si se prefiere, la madurez. Sin embargo, lo común hoy en día es la reacción del niño, la cual consiste básicamente en rechazar la galleta rota —la tara. Y aquí el presupuesto es siempre la fantasía: no hay galletas rotas. Quizá los griegos no regaran tan fuera de tiesto cuando creyeron que la infelicidad, dejando a un lado la que nace de la desgracia, reposaba sobre la ignorancia, al fin y al cabo, sobre un error existencial. Con todo —y aquí seguimos siendo griegos—, hay medida. Pues hay taras y taras. No es lo mismo un galleta a la que le falte una muesca que una hecha polvo.
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