contrastes
noviembre 16, 2023 § Deja un comentario
Dice el paganismo: hay dioses por todas partes —o en tono menor, algo más allá de lo prosaico. Dice la Biblia: no hay dioses —en realidad, un solo Dios… del que no hay, de momento, noticia. En cualquier caso, los dioses son entes con los que debemos negociar —y Dios, si es cierto que solo Dios nos puede en verdad, no admite ninguna negociación. Según el paganismo, el poder más real —aquel que no es posible derrotar— es el de lo gigantesco o monstruoso, un poder que tanto provoca nuestro temor como puede también llenarnos de gozo. Y aquí podríamos añadir que cabe creer como paganos de un solo dios. De hecho, es lo más común en quienes aún poseen una cierta sensibilidad religiosa. En cambio, para los patriarcas de Israel el poder de Dios en verdad se manifiesta como una trascendencia que anda rozando la indiferencia, por no decir la nada. No es, ni de lejos, lo mismo.
Algo parecido podemos aún experimentar si caemos en la cuenta de que el cosmos en su exceso no nos tiene en cuenta —a pesar de las vibraciones positivas a las que podemos conectarnos de vez en cuando—: porque no contamos —porque para un cosmos lleno de piedras incandescentes apenas somos algo más que bacterias—, la vida se nos ha dado como excepción… y solo dentro de un plazo. El poder: no hay un más allá para las bacterias. Aquello que nos paraliza —la muerte— es al mismo tiempo fuente de gracia. El orgullo es, ciertamente, un error. Y llegados a este punto quizá convenga tener en mente que la esperanza en la resurrección de los muertos es aquella que surge ante la cuestión mesiánica por excelencia, a saber, qué vida pueden esperar aquellos inocentes que murieron antes de tiempo a causa de nuestra falta de compasión. Y ello en nombre de un Dios que, en su retroceso hacia un porvenir absoluto, nos ha concedido una medida de gracia. Aun cuando no podamos ni siquiera imaginar el cómo, salvo con imágenes delirantes. Pero nadie dijo que Dios, en realidad, tuviera que ver con las posibilidades de la existencia.
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