de la plata y la ganga: una breve introducción al platonismo
noviembre 24, 2023 § Deja un comentario
¿Qué es el amor de una madre? Pues, en principio, lo que debe ser: ternura, entrega, sacrificio… Sin embargo, cuando nos preguntamos qué hay en el abrazo de una madre, por poco lúcidos que seamos, caeremos en la cuenta de que no solo se manifiesta el amor al hijo. También el amor al vínculo con el hijo. No es exactamente lo mismo. Pues el amor al vínculo tiende a destruir al hijo. La cuestión es qué pesa más en ese abrazo. Pues las proporciones de la mezcla varían según sea el caso.
Con todo, podríamos preguntarnos si podría haber un amor al hijo que no suponga un amor al vínculo con el hijo. Y la respuesta es que no. El amor de una madre solo puede presentarse —llegar al presente— dejando atrás su carácter absoluto o incondicional, esto es, sin tara. En definitiva, el amor de una madre solo puede realizarse a través de su contrario, renunciando a la pureza. El amor puro no es nada en concreto —o dicho de otro modo, es no siendo nada en concreto. El amor puro tiene que negarse a sí mismo, como quien dice, para llegar a ser, precisamente, amor. Por tanto, no hay Amor, con mayúscula, para el hijo. Para el hijo tan solo el amor realizado. Es lo que tiene que el Amor —o el Bien, la Justicia, la Belleza…— solo sea siendo el amor que debe ser.
El Amor es, por consiguiente, idea. Pero no porque sea una quimera, sino porque su realidad solo puede ser pensada como lo que tuvo que desaparecer para que pudiera hacerse presente. Y sin embargo, porque el Amor es lo que debe llegar a ser, en el amor particular de una madre subsiste la exigencia de ser solo amor. Aunque, de hecho, no pueda darse en absoluto.
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