nihilismo y misterio
enero 3, 2024 § 1 comentario
Lo que se opone al nihilismo no es el sentido, sino el misterio. Nihilismo significa no hay un Gran Otro que posea el significado de cuanto es —y de paso, maneje los hilos de la historia. Dicho de otro modo, no hay Padre. La figura paterna no es más que eso, una figura —y una figura acaso necesaria para la constitución de la subjetividad. Por otra parte, que haya misterio significa que el haber del Otro es el de la nada no siendo nada —el de su negación de sí o retroceso y por el cual hay lo que hay. De ahí que quien experimenta el misterio que abraza el todo esté más cerca del nihilista que de aquellos que imaginan que hay un padre espectral que posee la respuesta a las preguntas de la existencia. Así, frente al nihilismo, la experiencia de la donación (y el deber que la acompaña).
¿El final? Lo ignoramos. El misterio nunca fue un acertijo. En cualquier caso, la esperanza de que, en nombre precisamente de la vida que nos ha sido dada, la cosa no termine con la risotada del verdugo. Y si no hay final —o si este fuese simplemente la extinción—, entonces el nihilista está en lo cierto. La religión, al reducir el misterio a hipótesis —Dios sería el dios que permanece oculto tras el cortinaje del mundo— no deja de ser el trampantojo que nos ahorra la seriedad de la existencia. Pero ¿cuándo preferimos lo serio a la distracción?
aquello que dijo Nietzsche: «Lo bueno es ligero, todo lo divino camina con pies delicados.»
¿ la religión puede ser una forma de distracción que nos impide encarar la complejidad y la ambigüedad de la existencia ?