no te harás imágenes

mayo 11, 2024 § Deja un comentario

Las imágenes —los símbolos— nos permiten incoporar lo que debemos tener en cuenta. Así sabemos que vamos a morir, pongamos por caso. Pero este saber lo llevaríamos tatuado en la piel si pudiéramos tomarnos en serio que nacemos con una especie de bomba de relojería en nuestro interior. O también: sabemos que lo que nos supera en verdad es la realidad de un Dios en falta. Sin embargo, esta realidad el homo religiosus suele incorporarla como si Dios fuese un ente espectral. Es verdad que modernamente ya no podemos ver cuanto aparece como representación de lo que, de algún modo, se encuentra más allá. El mundo hace tiempo que dejo de mostrarse significativamente.

Sin embargo, ¿acaso la secularización del mundo no comenzó con la prohibición de hacerse una imagen de Dios? ¿Es que esta prohibición no afecta, precisamente, a la posibilidad de la incorporación? Israel, ese pueblo de postrados, nunca fue muy partidario de las devociones que arraigan únicamente en los recovecos del alma. En su lugar, la obediencia al mandato que se desprende, precisamente, de un Dios que no admite imágenes. El resto, ya se verá. Para Israel, lo serio con respecto a Dios siempre fue el mientras tanto.

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