teo-lógicas (3)
octubre 31, 2024 § Deja un comentario
Dios, como tal, no es nada. La negación de la nada es lo absolutamente primordial… y por la que la nada-en-sí deviene como lo dejado atrás en favor del mundo (y por eso mismo, como la imposible posibilidad del mundo). Es así que la negación de la nada equivale al todo. Y porque más allá del todo se encuentra la continua contención de la nada, el todo no es aún el todo. Pues el envés de esa contención es el mandato de cuyo cumplimiento depende la suerte del mundo. Quizá no sea casual que, teológicamente, el Padre se haya comprendido, teológicamente y desde el principio, como voluntad (y solo religiosamente como la voluntad de).
Que Dios crease el mundo de la nada no se entiende, por tanto, si partimos de la idea de un demiurgo espectral. Pues, de haberlo, lo primero no sería la negación de la nada. La nada nunca fue un material. Es verdad que no podemos imaginar —y quien dice imaginar dice, de algún modo incorporar, el acto primordial sin un sujeto agente. Pero este es otro asunto.
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