¿un dios de nuestra parte?

noviembre 18, 2024 § Deja un comentario

Epicuro fue muy consciente de lo que significaba ser un dios. Así, comprendió que los dioses, debido a su naturaleza netamente superior, no podían congeniar con nosotros. Pues ¿qué dios podría interesarse por la suerte de los ácaros? A lo sumo se entretienen, como un niño juega con sus gusanos de la seda. Carpe diem. De acuerdo.

La situación cambia, sin embargo, cuando nos saca de quicio el clamor de quienes viven como perros. Este es el punto de partida de la fe —y no la necesidad de asegurar que seguiremos por ahí tras la muerte.

Un dios no puede estar de nuestra parte. De ahí que la responsabilidad creyente —el tener que responder al grito del hambriento—, de algún modo, se enfrente a la indiferencia de un cosmos atravesado de dioses. Y puede que, por eso mismo, Israel viese, aunque a costa de un enorme sufrimiento, que el único dios que puede valer como Dios-en-favor-del-hombre fuese aquel que crea el mundo desplazándose a un tiempo anterior a los tiempos. Y quien dice desplazándose, dice negándose.

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