seguimos estando solos
noviembre 20, 2024 § Deja un comentario
Si Dios es un océano, entonces seguimos estando solos. Sin embargo ¿por qué nos resulta tan difícil admitir que, al final, terminaremos disolviéndonos en lo anónimo como azúcar en el café? Tan solo lo eterno puede presentarse a la conciencia como divino. Pues el caer en la cuenta de la propia muerte es el primer paso de una sensibilidad por lo trascendente. Sin embargo, ¿por qué buscamos a alguien en lo eterno —? Esto es Occidente: la necesidad de un padre.
¿A qué se debe, sin embargo, esta necesidad? Quizá porque la subjetividad occidental no puede prescindir de un hacerse a uno mismo. Esto es, de una voluntad de afirmarse… frente a lo impersonal. Y nadie sabe qué quiere en realidad —y no solo desea— hasta que no sabe qué quiere de él su padre. Obediencia y transformación —de uno mismo y del mundo— son dos caras de la misma moneda. De ahí la resistencia del sujeto occidental a formar parte de la naturaleza —a disolverse en las aguas que, inicialmente, nos cubren. Dios contra los dioses. El nacimiento —el haber sido arrojados— contra la matriz.
Quizá no fuese casual que Nietzsche viera en Oriente la expresión más pura del nihilismo.
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