lo otro de Dios

enero 22, 2025 § Deja un comentario

Si Dios, desde nuestro lado, es la alteridad avant la lettre —lo absolutamente otro o extraño—, el hombre es la alteridad de Dios, esto es, lo otro de Dios y, por eso mismo, su negación. Ahora bien, nada puede haber fuera del Dios —nada más allá del puro haber de Dios. De ahí que la negación de Dios —su alteridad u otro de sí— deba comprenderse como la negación de sí de Dios, en el doble sentido del genitivo. Lo finito es, por consiguiente, el resultado de una doble negación: lo no-no finito (in-finito). Esto es, al fin y al cabo, Hegel.

Ahora bien, por eso mismo, la historia será la historia del Espíritu Absoluto, esto es, la historia de la reconciliación de Dios con lo otro de sí mismo, en definitiva, consigo mismo. Y habrá reconciliación cuando Dios logre identificarse con el que tuvo que negarlo desde el principio. Pues mientras no haya reconciliación y como resultado de su acto creador, Dios aún no es nadie. Sin embargo, eso solo será posible cuando el nuevo Adán vuelva su rostro hacia Dios, es decir, cuando deje de negarlo o darle la espalda. Traducción: cuando el abandonado de Dios —y abandonado por su negación de Dios— se abandone a Dios. Solo así Dios —el Espíritu Absoluto— llega al presente, esto es, a hacerse presente. El Espíritu es un hueso.

Es posible que únicamente Hegel comprendiera la verdad del cristianismo. Incluso en mayor medida que Nietzsche. Otro asunto es qué Ley —qué deber ser, qué obediencia— se desprende de dicha verdad. Y aquí Hegel, diría, se separa de Israel.

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