paseando de la mano de Yavhé
marzo 2, 2025 § Deja un comentario
Job, como es sabido, terminó su escaramuza con Yavhé dando un paseo. ¿El resultado? Tú no importas. Ahora bien, esto supone que tampoco importan tus preguntas —tu inquietud por el sentido o por la vida que puedan esperar las víctimas de la historia. El horizonte es el opuesto al de cualquier gnosis. Nada sabemos… ni podremos saber. Tras la revelación, el gnosticismo se presenta como ridículo.
Sin embargo, las preguntas que apuntan a lo que podemos esperar van con la existencia. De ahí su carácter desgarrador. Ante Dios, el clamor. La invocación más honesta no es, así, la que se dirige al amigo invisible, sino la del cuerpo arrodillado. Y no por formalismo. Que Dios esté de nuestro lado no es algo que podamos dar por obvio. A lo sumo, esperamos que lo esté.
En cualquier caso y con respecto a Dios, lo obvio es su desproporción. El estar ante Dios, por tanto, tiene mucho de estar frente a Dios. Esto es, enfrentados. Al menos, para quien sabe —y lo sabe por pasiva— qué significa la palabra Dios.
Con todo, este enfrentamiento, aun cuando ande rozando el nihilismo, en modo alguno deviene hostil. Pues es creyente. Ahora bien, el creyente espera lo inconcebible… mientras, como respuesta a Yavhé —y frente al mismo—, da de comer al hambriento. Acaso porque no pueda soportar su hambre ante tanta ocultación. Inhumano, ciertamente. O mejor, sobrehumano. Al fin y al cabo, en esto consiste la obediencia al Altísimo.
Puede que no terminemos de comprender de qué va la fe que nace de Israel mientras andemos alejados de su visceralidad.
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