ahí, la rosa
julio 5, 2025 § Deja un comentario
Una rosa es sin porqué. Y, por eso, tú no importas. Ella, ahí. Como el dios, imperturbable en el instante de la aparición. Y, con todo, habrá perturbación. Esto es, tiempo. Aunque no solo. También, habrá quien la arranque para ofrecérsela a su amada… o porque sí. Pues el Mal no tiene otro porqué que el de negar la aparición. Aun cuando, por lo común, encuentre como excusa la ilusión de un mayor bien. ¿El mundo? La imposibilidad de permanecer en un mero estar ante el milagro. En lugar de la aparición, las apariencias. Y estas siempre reclamarán una dosis de violencia. Estricta reacción, en vez de respuesta.
Será verdad que Dios, como la rosa del Silesius, es frágil. Y será también verdad que, por eso mismo, exige una tener que responder. En lugar de un andar con cuidado con Dios, un tener cuidado de Dios, es decir, de aquellos con quienes se identifica. Para que siga siendo el que es. Ahora bien, porque es frágil es terrible. Pues terrible es quedarse sin nadie.
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