secrets 2

junio 11, 2025 § Deja un comentario

En realidad, el valor de lo oculto remite a lo que representa. Y lo que representa es, siempre, una pérdida. En definitiva, lo que fue dejado atrás sin que, en su momento, cayéramos en la cuenta de, precisamente, su carácter excepcional. Y todo es excepción donde el horizonte es la nada de un puro haber. El presente nunca fue el tiempo de la excepción, sino el del trato, la negociación, el comercio.

la trascendencia de lo intrascendente

junio 10, 2025 § Deja un comentario

El autor, al detenerse en lo irrelevante, dota de trascendencia a lo intrascendente. Pues trascender es resistirse a la nada. Y nos resistimos a la nada cuando simplemente ponemos un pie en el suelo o cogemos un pañuelo para secarnos el sudor. Me refiero al milagro. Pues hay milagro. Pero solo el autor logra que nos demos cuenta. Aun cuando para eso necesitemos leerlo. Y, sobre todo, volverlo a leer. Al menos, porque, en el día a día, prevalece la negociación.

contar y narrar

junio 9, 2025 § Deja un comentario

Un mal escritor se limita a pegar escenas: primero pasa esto y luego esto otro. En el mejor de los casos, incita nuestra curiosidad —y, por eso mismo, nos entretiene. El buen escritor, en cambio, logra que las escenas que empalma tengan, cada una, un relieve propio. Tal y como es en verdad, aunque no sepamos verlo en medio de la erosión del tiempo. Al fin y al cabo, la belleza —la aparición— es instante. El primero cuenta —y aquí es preciso tener presente que contar es lo que hace un contable. El segundo, el autor, se detiene en la minucia mientras narra —a pesar de que no es fácil hacerlo bien, quiero decir justamente, guardando la debida proporción. Pues, en realidad, no hay nada que contar. Y, por eso mismo, la minucia lo es todo.

prosa, diría

junio 8, 2025 § 1 comentario

Nos levantamos del sofá. Abrimos la puerta, guardamos las llaves en el bolsillo del pantalón y salimos a la calle. Esto mismo, mientras lo hacemos, es simplemente lo que pasa, es decir, nada extraordinario. SIn embargo, basta con que un buen escritor lo ponga en palabras para que adquiera el relieve de un acontecimiento.

El efecto es parecido al de la fotografia callejera, cuando capta el instante: la mueca de una mujer hermosa, imperceptible de haber estado ahí, la mirada perdida de quien ojea la prensa sentado en un banco, la torsión de un cuerpo al darse cuenta de su error…. La sensación es de extrañeza, la que provoca, de hecho, el marco al aislar el momento. Pues el marco prescinde de lo que permanece fuera del mismo. Como si no fuese nada… aun cuando esa nada siga ahí, rodeando la delimitación. Por eso, quien consigue un buen enfoque, sea a través de la palabra o la imagen, revela lo ordinario como excepción. Como si la existencia fuera, precisamente, un acto de resistencia al poder de la nada, un acto que trasciende, en nuestro caso, el instinto, la reacción. Y lo trasciende, precisamente, porque podemos escribirlo.

Luego, vendrá el filósofo para decirnos que ese acto es inherente a la nada. Y entonces, el asunto será otro.

secrets

junio 7, 2025 § Deja un comentario

El secreto es que no hay secreto. O mejor, que, de haberlo, no importaría. ¿Qué ocultan unas manos que se cierran? ¿Sería decepcionante que no escondiesen nada? Como la cebolla, cuyo núcleo es, precisamente, el vacío. El prestigio de lo oculto se debe al velo —y a nuestra congénita necesidad de aparición. Al igual que nuestro deseo es incitado por la prohibición.

Sin embargo, dice el nihilista, nada nuevo bajo el Sol. No esperes nada, literalmente, extraordinario. A lo sumo, su simulacro: la sorpresa, la novedad, el unboxing. ¿Qué será? —y quizá esta sea la pregunta… aunque solo alcance el tuétano donde la existencia, en su conjunto, deviene un interrogante en vez de, simplemente, un oficio. Las piezas del rompecabezas no encajan, ni encajarán. En el caso de que las manos ocultasen un diamante único, no sería más que un diamante, algo a lo que tan solo hace falta acostumbrarse para que desaparezca su brillo inicial. Por definición, el secreto es insoportable. Pues acaso el secreto sea, al fin y al cabo, que lo excepcional no se revela como caso singular, sino como lo que tuvo que negarse —y por eso mismo, desaparecer— para que hubiese, precisamente, mundo.

Nussbaum 3

junio 6, 2025 § Deja un comentario

¿Es posible que una vida reflexionada, aquella que posee más valor, según Platón —y es así—, se integre en la polis? Nussbaum, como tantos otros que abonan actualmente el campo de la filosofía política, cree que es cuestión de que se cumplan ciertas condiciones sociopolíticas. Es cierto que Nussbaum no solo tiene en mente, cuando se refiere a la necesidad de una vida realizada, a quien se examina a sí mismo en su búsqueda del secreto, de lo que hay más allá de nuestras visiones hasta cierto punto espontáneas. Pero, entonces, uno también podría preguntarse si el bienestar emocional, la posibilidad de realizar nuestras aspiraciones, la interacción amable con el prójimo, etcétera…. se encuentran al mismo nivel de una existencia que se interroga a sí misma en nombre de lo que se presenta o, cuando menos, se intuye como el horizonte asintótico de nuestro estar en el mundo, lo que, en términos que no pretenden ser altisonantes, sería lo verdadero. Ahora bien, lo verdadero es lo que, en defintiva, tiene lugar y no simplemente pasa. Esto es, lo que tuvimos que dejar atrás, precisamente, para lidiar con el mundo.

En cualquier caso, diría que Nussbaum esquiva la cuestión. No todas las aspiraciones se encuentran en el mismo plano. Y no porque haya algunas que, ya de buen comienzo, pactan con el lado oscuro de nuestra condición. Como tampoco podemos entender el bienestar —en definitiva, la felicidad— en términos emocionales. Al menos, porque las emociones son enormemente equívocas. Por no decir, tramposas. Si la felicidad es, en deifnitiva, un saber vivir la pregunta sería, más bien, de qué saber estamos hablando.

De hecho, una vida reflexionada , tarde o temprano, se interrogará sobre el todo. No estamos hablando, por consiguiente, de una afición que se entretiene con un darle vueltas a tarro. Quien jugando al fútbol se pregunta por el sentido de ir tras un balón para colocarlo entre tres palos queda, literalmente, fuera de juego. Y quien se encuentra en esta situación no puede integrarse en la polis como si nada hubiera sucedido… salvo que devenga un irónico, algo así como el actor que, tomándose en serio su papel, no olvida que se trata, en realidad, de un papel. Tras la reflexión, decía Hegel, no vuelve a crecer la hierba. O al menos, podríamos añadir, la misma hierba.

Quizá no fuese causal que Platón concibiese su República como utopía. Pues una utopía no es un ideal al que podamos aproximarnos como quien, por ejemplo, pretende adelgazar. Es un imposible. Sócrates vivió a flor de piel el extrañamiento que va con el cuidado del alma. Al fin y al cabo, estamos en el mundo como si no perteneciéramos al mundo. La diferencia entre nosotros pasa por ser o no consciente de ello. No hay ciudad que valga para el filósofo. Sócrates solo tuvo amigos.

Será que no puedo evitar la impresión de que la filosofía política de Nussbaum es algo así como un manual de autoayuda para la polis.

Nussbaum 2

junio 5, 2025 § Deja un comentario

Más aún: ¿qué puede significar desarrollar las propias capacidades o potencialidades en un mundo donde, a través de las redes o los medios de comunicación, se magnifica lo trivial, en definitiva, la distracción, el entretenimiento, la dispersión? O por decirlo de otro modo, ¿qué supone realizar las propias capacidades donde la mayoría vive como abducida? ¿Acaso es posible, en el contexto de la sociedad liberal, y por eso mismo tolerante con las diferentes concepciones de la vida buena, una reflexión pública sobre lo que en verdad importa o vale la pena al margen de nuestras preferencias? ¿No es cierto que esta reflexión implicaría una crítica del deseo… que el capitalismo, al fin y al cabo, nuestro modo de vivir, no está dispuesto a aceptar? O como decía en la primer entrada dedicada a Nussbaum ¿es posible hablar de la felicidad sin una concepción fuerte del bien —de cuanto vale la pena amar o perseguir? ¿Es posible sin que ello implique una distinción, en el fondo propia de una sensibilidad aristocrática, entre la vida de quienes ascendieron hasta la boca de la caverna y quienes permanecen atados entre sombras? En definitiva, a la hora de enfrentarnos a la posibilidad de una vida lograda, ¿podemos prescindir del memento mori?

sin final

junio 5, 2025 § Deja un comentario

¿Imaginar a Jesús de Nazaret anunciado la irrupción del Reino durante doscientos años? ¿A Mozart, componiendo sonatas a lo largo de quinientos? ¿Podrían soportarlo? Al final, será cierto que, por suerte, no gozamos de la inmortalidad del dios. De ahí que la pregunta decisiva no sea qué eternidad nos espera más allá de la muerte —pues acaso no pudiéramos admitirla—, sinó qué vida podrán recuperar las víctimas de la historia. Y lo inquietante de esta pregunta vital es que la respuesta apunta a lo imposible.

Nussbaum

junio 4, 2025 § Deja un comentario

Es posible que la pregunta por los marcos institucionales y culturales que deberían facilitar el desarrollo de nuestras potencialidades se ahorre alguna que otra cuestión de fondo.

La primera sería la siguiente: cuando admitimos que. con respecto a dicho desarrollo, no hay algo así como un único criterio, esto es, ningún acuerdo sobre en qué consiste una vida lograda, ¿acaso no estamos obligados a situar en el mismo plano una vida que se diga a sí misma que lo único que vale la pena es terminar su colección de sellos antes de morir que aquella que se haya centrado en dar el pan a los hambrientos? ¿Cómo situar bajo los presupuestos del liberalismo democrático aquello que decía Mill de sí mismo, a saber, que prefería ser un Sócrates insatisfecho a un cerdo satisfecho? La satisfacción difícilmente puede presentarse como criterio de una vida lograda. La felicidad se sitúa al margen del par satisfecho-insatisfecho. Más bien, tiene que ver con hacer lo que uno quiere —y por consiguiente, con la libertad interior. Sin embargo, esto último no es posible sin obedecer a un mandato que no podremos cumplir… hasta el final. A lo sumo, permanecer fieles a su demanda —que no es poco. Nada que ver, por tanto, con poder hacer lo que uno desea. Un deseo, al fin y al cabo, reposa sobre una ficción.

La segunda surge a propósito de lo anterior: ¿podemos concebir una vida lograda al margen de la búsqueda de lo que en modo alguno cabrá poseer —de lo que solo admite, literalmente, ser amado y no solo deseado— y, por consiguiente, sin un cierto sentido de hallarnos ante lo que nos supera por entero? Si dudamos, entonces estaría bien que volviéramos a leer el relato de la caverna. Renunciar a ello supondría caer, sencillamente, en el nihilismo. Sin embargo, el liberalismo democrático, en definitiva, nuestro sentido de la tolerancia, no puede admitir dicho relato como normativo… sin regresar a un sentido aristocrático de la existencia.

La tercera: ¿es posible que una vida lograda —una vida que vaya más allá de la dedicación al hobby— no entre en conflicto con la polis? De hecho, si aceptamos la sentencia final de la Apología de Sócrates —una vida reflexionada tiene más valor que una sin examinar—, entonces, y teniendo en cuenta que la polis obvia lo que considera obvio, quien se interroga, aunque sin hallar respuesta, sobre lo que la polis da por descontado no termina de hacer buenas migas con la gente. Más bien, molesta.

La cuarta: ¿puede nuestra realización pasar de largo ante el hecho de que nuestra fina sensibilidad se asienta, como decía Walter Benjamin, sobre documentos de barbarie? La cancelación de quienes, con sus crímenes, hicieron posible que ahora podamos plantearnos cómo alcanzar una vida plena ¿no nos empuja a desantender nuestra responsabilidad histórica? ¿No es como si los hijos del capo, los que gracias a la sangre derramada por su padre viven en la abundancia, dijeran nosotros no tenemos nada que ver con él? Esa renuncia al padre, ¿no conserva algo de la culpa original? Sin embargo, ¿hay redención para esta culpa?

Pues eso.

war

junio 4, 2025 § Deja un comentario

La barbarie está en el origen de una fina sensibilidad. Ya lo dijo Benjamin a propósito de la gran cultura. De ahí que una vez elevados necesitemos condenar a quienes hicieron posible nuestra elevación. “Las bestias no tienen nada que ver con nosotros”, decimos. Las almas bellas ni siquiera pueden soportar una cicatriz sobre su rostro. Toda cultura se refleja en las aguas de Narciso. Pero esas aguas nunca mienten: no eres el que te gustaría ser.

Ahora bien, nuestra condena redime, en cierto modo, a los que hicieron la tierra más fértil con los cadáveres de los vencidos. Pues los convierte en los que fueron sacrificados para que el dios pudiera sonreírnos. Y aquí no vale aquello de que, en verdad, el dios no quiso a esos cruzados. O, al menos, no vale para los que sufrieron la derrota.

profecías

mayo 31, 2025 § Deja un comentario

Con la declaración de la muerte de Dios, Nietzsche actuó, es un decir, a la manera de un sofista, esto es, de un prestigitador del lenguaje. Me refiero al hecho de que poniendo el foco sobre la imposibilidad actual de seguir creyendo en el Dios de la tradición cristiana, lo que alejaba de la mirada del espectador era el hecho de que la voluntad de poder ocupaba el lugar de Dios. Pues, si Dios es el nombre del exceso al que nos hallamos sometidos por completo, entonces Nietzsche no hizo otra cosa —también, como quien dice— que sustituir un Dios por otro. Pues me parece evidente que nos hemos convertido en los títeres de una dinámica cuyo principio es si puede hacerse, debe hacerse. La única salida, según Nietzsche, es la que sintetiza la figura del superhombre: ponerse a bailar más allá de Bien y el Mal. Esto es, siendo indiferente si es sobre las cenizas de los gaseados o entre amapolas. El lema sería si no puedes contra ellos, únete a ellos —y aquí el ellos es la voluntad de poder.

Es cierto que algo de esto también se encuentra en la Biblia. Pues la luz y la oscuridad son debidas, precisamente, a la extrema trascendencia de Yavhé. Basta con leer el libro de Job o Is 45, 7 para caer en la cuenta. Sin embargo, lo que Moisés dedujo de su haber visto a Dios cara a cara —de su enfrentarse a Dios— es el deber de la fraternidad. Ante Dios, es decir, frente a Dios o sucumbimos, o damos de beber al sediento. Y por eso mismo, este mandamiento es de Dios. En realidad, cristianamente, Dios no tiene otro presente que su hacerse presente en el hombre de Dios que permanece fiel a Dios donde Dios en sí mismo se revela como la nada de Dios —o siendo más estrictos, como el aún nadie.

metafísica y positivismo

mayo 29, 2025 § Deja un comentario

Decimos: el principio es el acto creador, un acto sin sujeto, la negación de sí inherente a la anda, etc. Y entonces surge la objeción del positivismo: ¡esto es incomprensible! Pero ¿por qué es incomprensible? Porque se presupone que cualquier comprensión, cualquier inteligibilidad, es sobre las cosas.

Ahora bien, este intento de comprender el fundamento por detrás ¿no exige el recurso de la analogía? La sustancia como sujeto, que decía Hegel. Y en ese caso ¿no hablaríamos de un intento de decir las cosas últimas, precisamente, como cosas? Sería así… si no fuera porque lo último posee un carácter paradójico o, si se prefiere dialéctico, que impide, precisamente, concretar lo último como cosa… Y de ahí la docta ignorantia.

Ur-Sí

mayo 28, 2025 § Deja un comentario

Dios, en sí mismo, no es nada. Y porque este no es nada es, en realidad, una doble negación, Dios en sí mismo es el acto creador. El big bang fue antes metafísico que físico. El Sí originario —el hágase creador— es el resultado de la negación inherente a la nada. De ahí que el mundo fuese creado “de la nada”. Y de ahí también que la distinción mosaica entre el Dios verdadero y el falso Dios suponga, cuando menos, intuir que Dios es siempre más que dios. Esto es, más de lo que espontáneamente se nos presenta como divino.

Quizá no sea secundario que, bíblicamente, los capaces de Dios fueran, precisamente, los que no formaban parte de un mundo en donde los nobles eran los elegidos de los dioses.

cuidado de sí y paganismo

mayo 26, 2025 § Deja un comentario

El papel de los dioses en el cuidado del alma socrático es, sin duda, residual. Pues este se lleva a cabo en nombre de un amor a la verdad, una verdad que, sin embargo, apunta a una realidad última que hay que perseguir racionalmente y cuya naturaleza anda rozando la nada. Por abstracta. Y esto es lo interesante. Pues en un mundo rebosante de dioses —un mundo en el que los hombres se hallan a merced de poderes arquetípicos a los que debe ajustar su existencia—, la posibilidad de un cuidado del alma que se desmarque de este ajuste —de un armonización con el orden natural— constituye, cuando menos, una rareza. Por no decir, una singularidad cósmica. De hecho, el ajuste va a resultar difícil en tanto que la reflexión —el cuestionamiento de sí con el comienza el cuidado del alma— produce un desplazamiento que está muy cerca del exilio.

Ciertamente, la Atenas del momento facilitó el cuidado del alma. Pero no pudo admitir su resultado, la corrosión de los tópicos que vertebran la cohesión social. Al fin y al cabo, no es posible una ciudad de filósofos. Es decir, de desarraigados mentales. Quizá no sea casual, como supo ver Filón de Alejandría, que la república platónica guarde un cierto aire de familia con la Jerusalén celestial. Pues en ambos casos, la reconciliación apunta a un más allá de los tiempos. En este sentido, Nietzsche fue un pensador pagano: no hay más que fuerzas . Aunque, como heredero del monoteísmo, el paganismo de Nietzsche fuese el de un solo dios. Dioniso.

trayectos de doble dirección

mayo 25, 2025 § Deja un comentario

Cuando eres joven, fácilmente crees que el sexo es la vía para una mayor intimidad. En cambio, una vez hemos cruzado el umbral de la madurez —y, como decía Shakespeare, la madurez lo es todo—, caes en la cuenta de que el camino es el inverso: de la intimidad al sexo. Y la intimidad no solo está hecha con los materiales del impudor, sino también, y quizá sobre todo, con los de las risas y las sonrisas. O los de un poder soportar juntos el silencio. O los de una sensibilidad común. Etcétera. Pues sin el preámbulo de la intimidad, el final del sexo es la constatación —una triste constatación— de que los cuerpos se juntaron, pero no coincidieron.

En cualquier caso, entre una dirección y otra, una enorme gama de grises.

de la integridad y la utilidad

mayo 24, 2025 § Deja un comentario

Probablemente, mentiríamos si con la mentira pudiéramos salvar la vida de aquellos inocentes que son perseguidos para colgarlos de un palo. Sin embargo, Kant, como sabemos, diría que no es esto lo que debemos hacer, moralmente hablando. Hay que decir la verdad siempre. Y solo con el único propósito de decir la verdad. De las consecuencias no somos moralmente responsables.

Ahora bien, cuando estas son indiscutibles, ¿podemos sostener que no cabe ninguna responsabilidad? ¿Qué deberíamos hacer, por ejemplo, si hemos capturado a quien colocó un maletín nuclear que está a punto de estallar en el centro de nuestra ciudad? ¿Ir arrancándole las uñas, pongamos por caso, hasta que nos diga dónde está? Mal, sin duda. O terriblemente mal. Pero ¿necesario?

Kant nos diría que este no es un asunto de la moral, sino, más bien, de la política. Y es así. Al fin y al cabo, la cuestión de la política es a qué estamos moralmente obligados hacer donde no es posible mantener las manos limpias. En clave teológica, podríamos añadir que esto es lo que tiene que Dios y mundo no terminen de hacer buenas migas. De ahí que, en el momento de tratar con el mundo, sea inevitable abrir la caja de Pandora. Quienes proponen el buenismo como solución a los males de este mundo, simplemente se lavan las manos a la Pilato. Pues imagínate que eres el único que se encuentra cara a cara con el hombre del maletín, teniendo el poder de dañarlo. ¿Bastaría con que mantuvieras una conversación o, incluso, que le abrazases? ¿Te encogerías de hombros si no consiguieras que confesase? No es posible moralizar el mundo hasta el final. Y para comprender el alcance de esto último hay que captar el doble sentido de este hasta el final.

absolute

mayo 20, 2025 § Deja un comentario

El absoluto es silencio y oscuridad impenetrables. El no es nada de un puro haber. De ahí que no quepa ninguna visión de lo absoluto —ninguna perspectiva. Desde la nada de fondo, Nietzsche creyó que el resto no era más que voluntad de poder, ruido y furia. Que las perspectivas eran perspectivas de la nada, meros instrumentos del dominio.

Israel, en cambio, hizo otra lectura. Pues que Yavhé no sea un dios, entre otros, sino el nombre de Yavhé, un nombre a la espera de un referente —o dicho de otro modo, que Dios, en cuanto tal, carezca de concepto— significa que la vida es don, gracia, bendición. Pero también que debemos preservarla de la impiedad del mundo. Y luego, ya veremos. No es exactamente lo mismo. Aunque Nietzsche e Israel estuviesen muy cerca, uno del otro.

De hecho, Nietzsche comprendió perfectamente de qué iba el asunto. O Dioniso, o Cristo. Tertium non datur. O mejor, de haber un tertium, este tendrá que ver con nuestra estupidez, es decir, con un no habernos enterado aún de qué va la película.

un Nietzsche casi cristiano

mayo 19, 2025 § Deja un comentario

Probablemente, Nietzsche comprendió mejor que muchos cristianos el alcance del cristianismo. Pues la cruz significa, precisamente, la muerte de Dios. De ahí el nosotros lo hemos matado que sucede al Dios ha muerto de la Gaya Ciencia. Un cristiano señala —o debería señalar— a un crucificado cuando se le pregunta dónde está Dios. Y el crucificado, conviene tenerlo muy presente, murió como un apestado de Dios. En realidad, no hubo ningún deus ex machina en el Gólgota.

Ciertamente, el cristiano no se queda al pie de la cruz. Pues hubo resurrección. Y Nietzsche, obviamente, fue muy consciente de ello. Pero, por eso mismo, no pudo evitar comprender el cristianismo como una brutal ironía. Pues, siendo la resurrección un imposible, es como si el cristianismo nos estuviera diciendo que no hay esperanza para los malditos de Dios —los pobres, las víctimas de la historia, lo que no cuentan para nada ni para nadie.

Ahora bien, lo que Nietzsche no supo ver, preso de un positivismo de fondo, es que no hay otra realidad que la imposible. Pero este es un tema… del cual ya hemos hablado unas cuantas veces.

entender no es comprender

mayo 18, 2025 § Deja un comentario

Donde partimos, a la hora de dar en el clavo de lo verdadero, de la pregunta por la certeza —donde lo primero es asegurar la correspondencia entre nuestras representaciones mentales de los hechos y los hechos— , lo verdadero inevitablemente será objeto. Y, por eso mismo, lo que se encontrará fuera del mundo —lo inobjetable— ya no será Dios, sino el sujeto del conocimiento, el ego cogito. Esto significa que el sujeto del conocimiento, al devenir absoluto, queda separado del individuo que existe —y existir significa estar en el mundo como arrancado.

Sin embargo, solo quien existe se enfrenta a la nada de un puro haber, a su irreductible alteridad. Para el ego cogito el en sí de la alteridad tot court tan solo puede presentarse como la ignotum X del conocimiento, en modo alguno como autoridad. Quiero decir que el ego cogito es incapaz de vincular la experiencia del don —de la gracia— a la del deber que se desprende de ella. Ahora bien, es incapaz porque, al ocupar el lugar de lo absoluto, no puede comprenderse como aquel que se encuentra en manos de. Y aquí no tengo en mente a ningún ente superior. Pues de haberlo, nuestra dependencia sería meramente circunstancial.

curso de lingüística general

mayo 13, 2025 § Deja un comentario

Hay dos manera de situarse ante la dimensión desconocida. O también, de encontrarse abiertos a lo que nos supera. La primera es la más común: hay signos. Como el humo que vemos apunta a la combustión que no vemos. De ahí nace el sentimiento de formar parte. La segunda, en cambio, comprende simbólicamente la existencia. Y la comprende a flor de piel. Pues el símbolo, propiamente, remite a la parte que falta de una unidad original, una parte que perdimos de vista in illo tempore y cuya naturaleza, de haberla, ignoramos. Es lo de la rosa sin porqué del Silesius.

La música de fondo de la primera es armónica —y de ahí que su horizonte sea, precisamente, el de sintonizar con la buena onda. La de la segunda, disonante. Hay algo en lo dado que no podremos reparar por nuestra cuenta y riesgo. Aunque tampoco parece que pueda hacerlo un deus ex machina. Al menos, porque el carácter irreparable de la totalidad arraiga en un más allá de cuanto es, incluida la dimensión desconocida. Aquí lo que está en juego no es la posibilidad de armonizar —pues existimos como los arrancados—, sino un tener que responder a la situación.

La primera, termina con un dejarse llevar de corte ascético. Y eso, sin duda, puede resultar saludable. La segunda, con un primero obedeceremos y luego ya veremos. Y aquí la obediencia, la cual no excluye un hallarse en gracia, pasa por Mt 25… lo que ya nos da a entender, de por sí, que no estamos ante una variante de la antigua gnosis. Pues los salvados ignoraban que dieran de comer al hambriento en nombre de Dios. Puede que la carga de profundidad de ambas espiritualidades no sea la misma. Ni quizá complementarias. Aunque tampoco inevitablemente excluyentes.

la tecno del alma

mayo 12, 2025 § Deja un comentario

El cuidado de sí va con el trabajo sobre uno mismo. En esto los estoicos fueron unos expertos. Así, Marco Aurelio, a la hora de vencer la tentación de caer en los brazos de una mujer, recomendaba imaginarla como una saco de vísceras que corre hacia ti. Ciertamente, efectivo… si uno consigue interiorizar la imagen. Y del estocisimo al cristianismo medió un paso. El monje siempre fue un soldado. Es posible que las profundidades más oscuras del alma masculina se materialicen a través de la figura del héroe. Los cowboys, aunque supieran gozar del cuerpo de una mujer, nunca quisieron permanecer en el hogar.

Sin embargo, más inquietante sería que el anhelo más abisal de una mujer fuese, precisamento, retener al héroe, algo así como un imposible. Y aquí uno podría preguntarse en qué podría consistir el cuidado de sí donde no cabe lidiar con las contradicciones del propio deseo.

problemas de lógica

mayo 9, 2025 § Deja un comentario

“Cada uno tiene su manera de expresar el cariño” -escucho, como quien no quiere la cosa, en un café. De acuerdo. Pero ¿vale cualquier manera? No me atrevería a decirlo. Y creo que tampoco lo firmaría quien lo dijo. Muchos tópicos están para no entrar al trapo: de esto no vamos a hablar. O incluso: sobre esto no quiero pensar.Mosca cojonera no fue simplemente un apodo para Sócrates.

Moisés ante Yavhé

mayo 8, 2025 § 1 comentario

Solo en la intimidad somos lo que somos, es decir, nadie. Aún. Como Yavhé ante Moisés. De aquí que la mayoría busque desesperadamente la distracción, ir de un sitio a otro como gallina sin cabeza. A nadie le gusta no ser, en el fondo, el que es: nadie. Sin embargo, esto tiene que ver con lo que preferimos, no con lo que queremos. Y es que, probablemente, lo que quisiéramos es desaparecer, habiendo, eso sí, dejado alguna huella. No en vano somos una réplica, acaso defectuosa, de Dios.

sin juez

mayo 7, 2025 § Deja un comentario

Nihilismo significa no habrá juicio. Da igual haber sido un genocida que Francisco de Asís. Nadie —ni nada— nos juzgará. Esto es, no esperes un nuevo comienzo. Tan solo el eterno retorno de lo mismo.

Por tanto, no nos enfrentamos al nihilismo poniendo encima de la mesa un ideal —o no, sin caer en el ridículo—, sino con otra actitud frente a la nada. De hecho, la disyuntiva ya la planteó Nietzsche en su momento: o Cristo o Dioniso. Y es que ambos, a una enorme distancia del común de los mortales, se acercaron al abismo. Y el abismo les devolvió la mirada.

La respuesta, sin embargo, no fue la misma. Dioniso se puso a bailar. Y esto, de algún modo, supone hacer las paces con los poderes demoníacos que nos superan. El crucificado, en cambio, en su respuesta a Dios —a su silencio— se enfrentó al lado oscuro de Dios. Y se enfrentó con Mt 25, por así decirlo. En el primer caso, no hubo resistencia, sino una salida por la tangente. En cambio, sí hubo resistencia en el segundo. Aunque aquí esta sea el envés de la sumisión. En tanto que expresa una rebeldía de fondo, la obediencia cristiana es, de hecho, paradójica . Al fin y al cabo, el enfrentarse a Dios se lleva a cabo en nombre de Dios. Esto es, en su lugar. De ahí que quien nos juzga —quien nos sitúa en la posición de quien debe responder a la acusación— no es Dios, sino su lugarteniente. En cristiano, Dios hecho hombre.

regreso al Gólgota

mayo 3, 2025 § Deja un comentario

El catolicismo romano se encuentra en fase terminal. Es obvio. Y no solo porque en Europa ya no sepamos qué hacer con el Dios que cuelga de una cruz, sino también porque China es, salvo imprevistos, el futuro. Y China es Confucio. O el Tao.

Sin embargo, si prescinidimos de la dimensión política del asunto, esta situación fue, de hecho, la del Gólgota. Pues no dio la impresión de que Dios estuviera de parte de su enviado. Así, me atrevería a decir que la respuesta cristiana a la crisis del cristianismo no pasa por actualizar un sentido que se supone garantizado. Más bien, por recuperar la respuesta de Israel a los pies del Sinaí: primero obedeceremos y luego ya veremos. Esto es, Mt 25 y esperar lo que no está en nuestras manos anticipar. Ni siquiera idealmente. Al fin y al cabo, las imágenes de la esperanza creyente siempre fueron delirantes.

la vida y la supervivencia

mayo 2, 2025 § Deja un comentario

Al fin y al cabo, nadie vive hasta que no resucita. La crisis es el principio. Antes, tan solo la inercia, la distracción, el polvo bajo la afombra. Israel, cuando menos, lo intuyó hace ya milenios. Como caídos, hemos de enfrentarnos a la culpa de Adán. O por decirlo en clave psicológica, se trata de sobrevivir al fracaso de nuestros padres. Aunque también es verdad que ello no dependerá solo de nuestras fuerzas.

trois brèves pièces pour piano (3)

mayo 1, 2025 § Deja un comentario

Dice el puritano, por ejemplo: hemos de en valorar el presente o evitar siquiera tener tentaciones. De acuerdo. Pues sería lo ideal. Pero la pregunta es si podemos hacerlo. Y la respuesta es que no. El puritanismo olvida que existimos como los que cayeron. De ahí su rigidez, su impostura, su máscara. En realidad, esta posibilidad depende de un hallarse en gracia. Y la gracia, al menos la que nos vuelve a poner en pie, siempre se nos dio al pie de una cruz. Nadie vive hasta que no está de vuelta. O por decirlo en cristiano, hasta que no regresa de los gólgotas con vida.

trois brèves pièces pour piano (2)

abril 30, 2025 § Deja un comentario

Dice el positivismo: el amor de una madre no es más que instinto encubierto de palabras que sobran. Pero ¿es así? No me atrevería a decirlo. Y es que, de por sí, ya es algo más. Tan solo porque la vida del hijo, incluso el instinto, es una excepción —un milagro— desde el fondo de la nada que abraza cuanto hay.

Ahora bien, este aparecer ¿no sería, por eso mismo, apariencia, un como si fuese un milagro, esto es, algo que solo tendría que ver con nosotros, los impresionables? Sin duda, lo sería… si fuese una perspectiva, un manera de ver lo que está más allá de cualquier perspectiva (y por eso mismo, permanece invisible). Así, en los cuerpos bellos, pongamos por caso, se muestra —se hace presente, aparece— una belleza que, en su carácter absoluto, no aparece. Pues los cuerpos bellos son siempre hasta cierto punto o relativamente bellos, nunca por entero. Lo dicho: en perspectiva. Pero el que haya algo en vez de nada no admite una descripción, ni, consecuentemente, una perspectiva. En vez de perspectiva, asombro. Al fin y al cabo, y a diferencia de los hechos, el acontecimiento del haber de lo que hay no representa nada. O mejor, representa la nada, esto es, ocupa su lugar. O como decía el Silesius con respecto a una rosa, a saber, que es sin porqué. Para una madre, la vida del hijo no ejemplifica ningún hijo ideal —o en platónico, la idea del hijo. Es don. Y ante el don, únicamente cabe dar gracias. De nada.

En cualquier caso, de la perspectiva dependería el caer en la cuenta o no.

trois brèves pièces pour piano (1)

abril 29, 2025 § Deja un comentario

Si Dios se apareciera, entonces no sería Dios, sino, a lo sumo, un ente superior. Más aún: si se apareciese y permaneciese ahí, frente a nosotros, o si se prefiere, a nuestro lado, entonces, con la costumbre, dejaría de parecernos incluso un dios. Dios solo puede valer como desaparecido. Esto es, como espíritu. Y por eso mismo, como el que ha de regresar. Eternamente.

De hecho, esto es lo que proclama el cristianismo: que Dios solo puede aparecer como hombre de Dios que, experimentando el abandono de Dios, se abandona a Dios.

hallarse en paz

abril 26, 2025 § Deja un comentario

Hallar la paz. Es decir, haber abandonado la posición de quien se encuentra sub iudice. Como si hubiéramos sido exculpados de nuestros fracasos. Como si nuestra existencia fuese absoluta, literalmente, absuelta. Como si fuese la de un dios. En la paz, no somos nadie. Al fin. Hay sol. Las olas alcanzan la arena serenamente. Eso basta. Nada más. Para el dios, nunca hubo un más allá que no fuese el de la caída.

Pero ¿exculpados también de nuestros crímenes? Eso no dependerá de nosotros, sino de que nuestros muertos puedan perdonarnos. Pero para ello deberían resucitar. O esto, o aceptar que no hay redención para el genocida. A lo sumo, la inocencia del monstruo, la que se cegó al porvenir de una genuina alteridad.

inviable

abril 25, 2025 § 1 comentario

Creer en Dios no es tanto creer en la posibilidad del milagro como en la de lo imposible. En todo caso, el milagro sería un trailer. Evidentemente, hablamos de un poder capaz de resucitar a los muertos. Ahora bien, por eso mismo, es difícil que crea quien no parte de un hallarse en manos de —quien, ingenuamente, dé por descontado que es cierto que uno puede lograr cuanto se proponga. Tú sí que puedes.

La condición material de este sentimiento de dependencia fue, hasta hoy, la figura del padre. Pero ya no hay padres que valgan. Y de esas lluvias, estos lodos. El malcriado no puede creer. A lo sumo, se conducirá, espiritualmente, por lo que sabe o cree saber, algo así como seguir una dieta.

gay

abril 23, 2025 § Deja un comentario

Leo en una entrevista a una psicóloga: el homófobo no puede soportar al gay porque no puede admitir al homosexual que lleva dentro. De acuerdo. Pero la pregunta es si eso tiene que ver con lo que el homófobo es. O por decirlo en general: si lo que somos se reduce a nuestro inconsciente. La tesis habitual insiste en que somos lo que dicta nuestro insconsciente, en definitiva, aquello que nos hace posible o explica: el gen, el cerebro, la circunstancia… Pero ¿es así? Tengo mis dudas. Pues más bien diría que somos el conflicto con aquello que nos explica. Y por eso mismo, algo más que lo que nos explica.

nietzscheanas 68

abril 18, 2025 § Deja un comentario

El sacerdote venció. Pero la venganza del noble consistió en hacerse garante de la cristiandad. Pues el cristianismo, al convertirse en la religión oficial del Imperio, dejó atrás el Dios que se humilló a sí mismo para colocar al ente supremo en su lugar. Y de aquí a que este se revelase como ficción media un paso. La astucia del noble fue hacernos creer que fue él quien lo dio, aunque antes tuviera que transformarse en burgués, cuando lo cierto es que quién nos reveló el carácter ilusorio del dios-ente fue Dios mismo en la cima del Sinaí —y por extensión, en la del Gólgota.

nietzscheanas 67

abril 17, 2025 § Deja un comentario

Hay algo de nostalgia del padre en el desprecio del noble hacia el esclavo. Quiero decir que podríamos entender la figura del noble como un intento, aunque ciertamente inconsciente, de reivindicar, por parte de Nietzsche, la figura paterna en un mundo que, tras la muerte de Dios, ya no sabe qué hacer con ella. Y es que un padre —y aquí conviene tener presente que un padre no coincide necesariamente con nuestro padre biológico— no es quien, a diferencia de la figura materna, se deja llevar por el emotivismo ante la debilidad del hijo, sino aquel que le ordena levántate y anda. Algo así como la resurrección de los muertos. Un padre siempre dice: no te lamas las heridas, exigiendo que los demás te tengan en cuenta como si no hubiera nadie más que tú en el mundo. Aún queda mucha mies por segar.

nietzscheanas 66

abril 15, 2025 § 1 comentario

Alguien podría haberle objetado a Nietzsche que el desprecio del noble hacia el débil expresa, más bien, la debilidad que el noble no puede soportar en sí mismo. Y que por eso mismo, la nobleza del noble no sería, en el fondo, tan inocente como Nietzsche nos da a entender.

Sin embargo, Nietzsche hubiera respondido que este tipo de desprecio es propio, más bien, del esclavo. Pues el noble no tiene necesidad de despreciar de este modo. Pues su desprecio sería análogo a apartar la mosca que nos molesta. O más bien, aplastar.

narcisismo y muerte de Dios

abril 14, 2025 § Deja un comentario

Exponerse en Instagram… con la misma foto, una y otra vez… ¿acaso no es enfermizo? ¿Qué pretendes? ¿Que los demás te aprueben? Y luego dirás que te vistes como quieres… Pero el espejo nunca miente: no eres la más bella. Sin embargo, insistirás. No saldrás del bucle de Narciso, el cual acabó ahogándose en las aguas que le reflejaban, y no porque se gustase a sí mismo, sino por todo lo contrario. Como dijera Nietzsche con respecto al ateísmo, si no crees en Dios, pregúntate qué dios has puesto en el altar vacío de Dios. El ateísmo es, ciertamente, lo más difícil.

Traducción: ¿crees que te liberaste del padre —crees que nadie te juzga, que haces lo que quieres? Simplemente, pregúntate quiénes han ocupado su lugar. Son los cualquiera, la gente. Y quien depende de juicio de cualquiera es un cualquiera. Sin un padre que nos aleje del bucle narcisista, caemos reos de lo impersonal: de lo que se hace, se dice… Ciertamente, te dirás que no es así. Pues tus camisetas son singulares. Pero te equivocarás. La mona sigue siendo una mona, aunque se vista de seda.

La muerte de Dios va con la de la figura paterna. Nadie sabe lo que quiere mientras no se enfrente a lo que su padre, no necesariamente el biológico, quiere de él. Ahora bien, lo que nuestro padre exige de nosotros trasciende cuanto podamos desear. Pues, lo primero que te dirá un padre es tú no importas, el tema no eres tú; importa lo que hay que hacer —la cosa, encarar el mundo. Donde falta el padre, seguimos atados —asfixiados— por el cordón umbilical que nos une al útero materno. Los hábitos quizá sigan siendo patriarcales. Pero nuestra época, al menos en Occidente, está, sin duda, dominada por la madre. Que no se rompa el niño —que disfrute mientras pueda. Y así, hasta la cuarentena.

Con todo, el padre más eficaz fue siempre el padre muerto —el que te da como herencia su voz, su mandato. Pero, como Hamlet, ya no sabemos qué hacer con el fantasma del padre. No debería extrañarnos, pues, que las espiritualidades tan en boga hoy en día prefieran un océano plácido a Yavhé.

Es posible que a Nietzsche se le escapara que la muerte de Dios va, en realidad, con Dios; que el creyente no es el que da por descontado que Dios está en el piso de arriba, sino el que, al no oír ningún paso, acepta su testamento y se pone manos a la obra —al fin y al cabo, Mt 25—… mientras permanece a la espera del imposible regreso de Dios. El fantasma expresa la verdad de Dios. Y es que un fantasma clama por volver a tener un cuerpo.

la oración cristiana

abril 13, 2025 § 1 comentario

Sentirse un insecto. Por tu traición. Por la pérdida de quien amaste y no supiste amar. Entonces diriges tu llanto hacia un cielo vaciado de presencia. Más allá incluso de dios. Y por eso lo diriges a Dios. Como el náufrago que deja su mensaje en las aguas del océano, ahora violentas. Pero no obtendrás otra respuesta que la de las manos tendidas de los huérfanos que deambulan por el arrabal.

fe y poder

abril 12, 2025 § Deja un comentario

La fe en Dios es fe en el poder de Dios. No puede ser de otro modo, tratándose de Dios. ¿Cómo, si no, el creyente puede esperar lo imposible, la resurrección de los muertos? Y este es el problema. Pues si Dios no es un deus ex machina ¿cómo podrá? ¿Qué poder para el Dios que, desde el principio, no quiso ser Dios al margen de la carne?

Ciertamente, el crucificado, según las Escrituras, fue levantado de entre los muertos por el poder del Espíritu de Dios. Y el Espíritu es un resto, lo que queda de Dios donde, en el presente, ya no queda nada de Dios. Tampoco es poca cosa. Pues el Espíritu de Dios es la fuerza de Dios. Ahora bien, si Dios es, en verdad, un Dios encarnado, entonces la fuerza de Dios no es independiente de aquella de la que sea capaz la comunidad de creyentes. Dios no tiene otros brazos que los nuestros, decía la Hillesum. No es posible, por tanto, tomarse en serio la realidad del mal —y por extensión, la fe en el poder del cuerpo de Dios— donde falta el espíritu de combate.

Sin embargo, ¿cómo comprender desde esta óptica un final de los tiempos? ¿Acaso como el triunfo de los ejercitos de Dios y, por extensión, de la Ley de Dios, la que nos empuja a la fraternidad? Habrá una nueva tierra… Pero ¿sin muerte? El deus ex machina saca su nariz entre las perplejidades de la esperanza creyente.

autómata

abril 11, 2025 § Deja un comentario

Cuando muere alguien cercano decimos “se ha ido”. ¿También lo diríamos del humanoide? Ciertamente, decimos algo parecido de un ordenador: “se ha muerto”. Pero dejar de funcionar —morir— no equivale a irse a otra parte. Como si al lenguaje —al menos, al nuestro— le costase aceptar que la muerte es un final y no un punto y aparte.

Sin embargo, quizá otro gallo cantara si llegáramos a reconocer al humanoide como semejante, esto es, si pudiéramos empatizar o encariñarnos con él. Ahora bien, como siempre, la pregunta es si aquí el lenguaje se limita solo a expresar nuestra impresión —lo que nos parece— o, al hacerlo, da en el clavo de lo que es. No podemos saberlo… y ello al margen de los interrogantes que surgen ante la posibilidad de una vida más allá: ¿seguiríamos siendo nosotros?; ¿hasta qué punto podríamos soportar una dicha eterna?…

Aun así, la sospecha de que difícilmente esperaríamos encontrarnos con un humanoide en el otro mundo —el tú no debes morir que un padre le exige al hijo difícilmente se lo exigiríamos a un mecanismo— sugiere, cuando menos, que la esperanza de reencontrarnos con quienes quisimos se decide en el terreno de los sentimientos, y que, por eso mismo, no traspasa el horizonte de los que nos parece. Y quien dice esto último dice de lo que nos gustaría que fuese.

Y dicho sea de paso, puede que no sea secundario que la sensibilidad religiosa del primer Israel, aquella que asume la mortalidad como lo propio del hombre frente a Dios —y consecuentemente, la vida como gracia—, estuviese más cerca de saber qué significa estar ante Dios que quienes, posteriormente, dieron por descontado que Dios garantiza la inmortalidad de los bienaventurados. Aunque también es cierto que el Israel posterior a la época de los Macabeos nunca lo dio por descontado. Su esperanza de una justicia post mortem estuvo, más bien, construida con los materiales del imperativo: Dios no puede abandonar a las víctimas inocentes de nuestra impiedad. No diría que sea exactamente lo mismo.

lo que pasa

abril 10, 2025 § Deja un comentario

Una madre, joven, le dice a su amiga, mientras toman un café: “no sé, tía, pero siento que aún tengo que realizarme. Alfredo bien, es el hombre de mi vida… pero no me veo toda la vida con él, haciendo siempre lo mismo.” En resumen, un lío. Nietzsche fue más lúcido: ¿qué esperas? No habrá más que el eterno retorno de lo mismo. Traducción: una vez Dios ha muerto, todo pasa y nada termina de tener lugar. Es decir, la novedad —otro trabajo, la independencia del hogar, una nueva pareja…—, salvo que la decisión inicial haya sido una flagrante equivocación, tarde o temprano se revelará como repetición de la que ya viviste. Quizá cambien las correas. Pero los perros serán los mismos. Ya lo dijeron los antiguos: de lo que se trata es de saber vivir, esto es, de caer en la cuenta de que el juego no va de lo que, de entrada, te imaginaste. Sin embargo, ese saber nos está vedado donde el mundo se percibe, de facto, como un enorme supermercado. Y es que quien vive como consumidor nunca se liberará de sí mismo. A lo sumo, cambiará de marca… creyendo, ingenuamente, que todo comienza de nuevo. Pero, como decía, no hay nada nuevo en la novedad. Al fin y al cabo, nihilismo significa que lo ordinario —el desmentido, el No— prevalece frente a la ilusión.

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