una café con Xavier Veloy es más que un café
octubre 9, 2019 § Deja un comentario
El trampantojo —del francés trompe-l’œil— ilustra el contraste entre religión y cristianismo. Pues supongamos que contemplamos el ábside ficticio que pintó Donato Bramante en Santa María presso San Satiro. Es inevitable tener la impresión de que nos hallamos ante un ábside real. Sin embargo, tan solo hace falta que avancemos para cochar contra el muro y rompernos la nariz (sobre todo, si avanzamos con entusiasmo). El trampantojo solo engaña de frente. De ahí la ventaja del que, de entrada, no entra en los asuntos de Dios. Sin embargo, un cristiano nunca encara directamente a Dios. En realidad, encara a quien teniendo, precisamente, la nariz rota en nombre de su fe, en vez de abjurar, abraza el espectro de Dios.
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