límite y posibilidad del lenguaje
enero 31, 2020 § Deja un comentario
Decimos, por ejemplo, todo pasa. Pero una cosa es saberlo y otra caer en la cuenta. En el primer caso, tomamos nota. En el segundo, no podemos evitar estremecernos. Sin embargo, las palabras son las mismas: todo pasa. De ahí la necesidad del poeta. Pues solo él intenta forzar el lenguaje para revelar el carácter extraordinario de lo que se ha convertido, inevitablemente, en costumbre. Y lo extraordinario roza el silencio. La palabra justa es, por eso mismo, última. Cuando menos, porque tras ella ya no hay nada que decir. El logro del poeta es nuestro enmudecimiento.
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