Ulysses
agosto 28, 2020 § 3 comentarios
Puede que, al fin y al cabo, se trate de volver para recuperar lo que tuviste que dejar atrás. Pero no lo recuperarás tal cual, sino como lo perdido. Ni Penélope es la joven que fue, ni Telémaco ese niño con el que jugaste. La pérdida, y no la ilusión, es el centro de gravedad de lo humano. Vivimos, sin duda, de ilusiones. Pero solo lo que perdimos y aún reverbera en otros rostros dota de seriedad a la existencia. Como viera Platón, no hay amor sin dosis de nostalgia.
Ni Penélope ni Telémaco son quienes eran; tampoco Ulises es el que salió. Pero y si, además de la nostalgia por lo «defraudado» que aún reverbera en esos rostros ya otros pero no totalmente, se nos ofreciera también la alegría por su reencuentro junto con la promesa de un conocimiento futuro y mayor que sigue en ellos encerrado.
“…
Res de quant estimí no m’és absent;
tot quant al món m’ha fet bona escomesa,
es revesteix per mi de jovenesa
al sol auguri del recobrament
…”
Maria Antònia Salvà
Claro, Carmen. También hay alegría. La nostalgia no es estrictamente tristeza (ni mucho menos depresión). Pero precisamente porque la experiencia de la pérdida es una experiencia humana fundamental, la alegria aquí no es con respecto a lo poseído —esta sería la alegría del niño—, sino ante lo que se presenta como don.