infancia
octubre 4, 2020 § 1 comentario
Vivir consiste en dejar atrás la infancia. Pero al dejarla atrás, no solo abandonamos lo peor de la infancia, sino también lo mejor. No hay avance que no implique un coste —una pérdida—. Y en este caso, lo perdido es la ingenuidad, el estar ante lo dado como precisamente dado, y no como algo que puede ajustarse hasta cierto punto a nuestro interés. Puede que la madurez consista, al fin y al cabo, en alcanzar una segunda ingenuidad. Pues lo dado es la verdad —lo que precede a cualquier pretensión de dominio—. Aunque se trate de un dominio de sí.
Quizá con Mafalda lo podamos conseguir.