pasando
octubre 17, 2020 § 4 comentarios
Es obvio que, al menos por estos pagos, el tema de Dios ha dejado de importar. A lo sumo, hay quienes sostienen que hay algo más allá. Pero su ingenuidad es sonrojante. Puede que haya otra dimensión. No lo sabemos todo. Pero ¿quién puede asegurar que no nos están esperando para devorarnos? Acaso este mundo ¿no podría ser, antes que una matriz, una granja? La creencia en un mundo de espectros en el que no habrá más que dicha sigue teniendo efectos opiáceos. Al menos, mientras solo responda a nuestra necesidad psicológica de un final feliz. El pasotismo con respecto a los asuntos de Dios refleja una insensibilidad de fondo hacia la que quizá sea la única cuestión que exige una respuesta, a saber, qué vida pueden esperar los que murieron antes de tiempo a causa de nuestra impiedad o indiferencia. Espontáneamente, diríamos que ninguna. Pues no basta con suponer que hay un paraíso postmortem para las almas inocentes. De hecho, la gran intuición bíblica fue rechazar una redención que no fuera la de la carne. No hay vida espectral que salve al sonderkommando que, sometido a un temor inenarrable, introdujo a sus hijos en las cámaras de gas haciéndoles creer que, tras la ducha, volverían a verse. La metamorfosis puede valer para el gusano. No para quienes no son nadie sin su cuerpo. El olvido de Dios, mejor dicho, del por-venir de Dios, ha producido zombis, hombres y mujeres incapaces de admitir que están muertos. Pues, como dijera Juan en su primera carta, quien no ama permanece en la muerte. Y difícilmente cabe amar donde no nos encontramos expuestos a lo increíble. Cuando menos, porque, si es cierto que el amante no puede evitar decirle a quien ama tú no debes morir, lo más creíble es que la muerte supone un punto y final.
Josep, ¿cómo interpretas el pasar de largo de Jesús caminando sobre las aguas en Marcos?. Viene precedido de una despedida de Jesús y una subida al monte a orar y después leemos que los discípulos remaban con dificultad. Él entonces va hacia ellos pero hace como que pasa de largo y se detiene cuando escucha los gritos de miedo o desesperación. ¡Qué cosa más extraña!
¿Qué es ese pasar de largo de Dios?, si se puede decir así. ¿Es un gesto de Dios que apunta a quererle respetando su lejanía, su falta? ¿Está el peligro en pensar/sentir que Dios está conmigo?, ¿en que nos endiosemos adoptando una actitud aplastantemente dominadora hacia lo que tenemos delante?, ¿en sentirnos que vivimos en el lado bueno? Si reducimos esa distancia, ¿no comenzamos a manosear caprichosamente y a nuestro antojo a Dios, a interpretarlo según nuestra conveniencia y a verlo hasta en una matrícula de un coche, pir ejemplo?
¿Qué puede haber más originario en nuestra relación con Dios que su falta?.
Lo que nos salva es esa distancia porque así nos reconocemos pecadores, necesitados, fependientes, pobres, en definitiva; y, al mismo tiempo, capaces de amar, no de dominar porque Dios esté con nosotros.
Y este olvido de Dios, de su promesa, ¿no tendrá que ver con el modo en que nuestro siglo anula al ser humano dejándole incapacitado para siquiera plantearse preguntas?. Sólo hay que ver lo interesados que estamos todos en estudiar filosofía….
Perdón, me dirigi a Josep pero es a todos los que se sientan interpelados por estas preguntas, por supuesto la conversación, el diálogo entre todos es buena señal de que, al menos queda todavía algo en el ser humano que no «funciona»
Gracias a los dos por no pasar páginaa!! Y por obligar a reabrir la biblia por esos impagables. Pues diría, por un lado, que los que murieron antes de tiempo por nuestrsa impiedad o indiferencia pueden esperar y esperan la misma Vida que nosotros, si Dios quiere, en el caso de que al final nos salvemos y vivamos y amemos. Vamos que por lo pronto somos fiambre. O perros que lo huelen.. Y ellos no. porque el mundo lo abre y lo cierra quien nos sabemos de carrerilla. Y porque al vernos y apuñalarnos sin acabarnos, al acusarnos, de su muerte nos matan o nos conviertan, pues de lo que viva el salvado vive el salvador. Y del aire y el oxymoron.. Si Dios quiere pudiendo querer li que quiera.
También diría por contra que, por lo que nos queda por Marcos, Jesús no pasa de largo. no cerraría la posibilidad claramente insinuada de que volviendo Jesús a la carga poco después del martirio de Juan se pusieran todos ciegos del pan ese con el que ahora hacemos lsd.. Y, como por esos pagos no se recurria al psiquiatra forense, pues resulta que hubo lo que se vió. El, quizas estaria de ayuno y se apartara para que no se liara. Pero luego dice que no que soy..
Aunque lo mismo que Diego, he dicho.
Ciertamente, nuestro siglo acentúa lo que viene de fábrica, por decirlo así, nuestro querer ocupar el lugar de Dios. Eso del pasar de largo al que te refieres lo interpreto, al margen de cualquier finura exegética, como si se nos dijera que hasta que el hombre no clama por Dios —y este clamor apunta a un Dios “imposible”— no se encuentra propiamente ante Dios. Decía Y. Leibowitz que quienes, tras pasar por Auschwitz, dejaron de creer en Dios nunca creyeron en Dios, sino en la ayuda de Dios. En realidad, Dios no responde “ex machina” al clamor del hombre (aunque ya nos gustaría), sino llamando al hombre a la responsabilidad para con el que no tiene el pan de cada día. Cristianamente, Dios —el Padre— aún no es nadie sin la respuesta incondicional del hombre a su invocación, la que escuchamos, precisamente, en el clamor de los que sobran.