sustitución
noviembre 8, 2020 § Deja un comentario

Tan solo hay que imaginar que tú eres ese hombre y que la niña que lleva en sus brazos es tu hija para situarse en el lugar donde el hablar acerca de Dios —o, mejor dicho, el habla de Dios— recupera su sentido más originario. Y quien dice sentido, dice vértigo.
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