Edén
diciembre 9, 2020 § Deja un comentario
La tierra —mejor dicho, una tierra en la que habitar en paz— es, para Israel, un lugar teológico. En este sentido, la tierra prometida sería algo así como el ámbito en donde se restaura la relación originaria con Dios. Al fin y al cabo, se trata de recuperar el lugar perdido. La existencia no tiene otro sentido —otro hacia donde— que el del regreso al Edén. No es casual que Israel cobrase conciencia de ello solo tras la desaparición del reino de Judá. Como si los hombres tuviéramos que perder lo que tuvimos y no supimos apreciar para caer en la cuenta de su valor. Sin embargo, hoy en día estamos lejos de comprender que existimos en relación con una pérdida fundamental. Pues para el descafeinado individuo moderno tan solo el deseo —ese trampantojo— constituye la medida de lo que importa. Y, como decía Machado, es de necios confundir precio y valor.
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