ilustración y sacristía

febrero 2, 2021 § Deja un comentario

La Ilustración halló una de sus justificaciones, si no la principal, en lo rancio de la Iglesia. La sacristía huele a resentimiento —a sótano—. Obviamente, la Ilustración —la iluminación— gana. La esperanza siempre estuvo del lado de la luz. No es causal que Dios haya dejado de ser el tema. Incluso para negarlo. El Dios crucificado ya no importa. La connotaciones que debe soportar repelen a cualquiera. En su lugar, el hay algo más o la conexión astral. Aparentemente, en las canchas espiritualistas se respira mejor. ¿Cuestión de marketing? Tampoco. El cristianismo no es para débiles. Su asunto: qué puede esperar el hombre donde se derrumban los cielos. De ahí que el cristianismo, antes que contemporizar, haría bien en armarse de un discurso fuerte —que no talibán— que diga las cosas por su nombre. Lo veraz exige lucidez. Y no hay lucidez donde el mensaje se limita a promover el buenismo. Aunque, ciertamente, si se trata de comprar siempre preferiremos los oropeles del simulacro.

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