sacrificio y sentimiento de culpa
marzo 2, 2021 § 3 comentarios
El culto es natural donde lo natural es un mundo repleto de presencias invisibles. Pues hay que congraciarse con los genios del bosque, pongamos por caso, del mismo modo que hay que pagarle el tributo al dueño del territorio. En este sentido, el culto —el sacrificio, el ritual— acaso sea lo más espontáneo de una sensibilidad religiosa. De ahí lo ininteligible que resulta, para dicha sensibilidad, un Dios que exige justicia antes que culto o sacrificios (Os 6,6). Como si fuese, antes que un dios, la excusa imaginaria de los desarraigados —de quienes viven consumidos por las ganas de revancha. No es casual que Yavhé tuviera que refugiarse en la interioridad para seguir funcionando como Dios. La interiorización de la relación con los dioses sería, así, la expresión de un mundo desacralizado. Como tampoco es casual que Nietzsche viera en esa fuga de Dios a los recovecos del alma el origen de la mala conciencia que caracteriza al sujeto de la cristiandad. Pues nadie puede estar en paz con aquel que le reclama lo imposible, a saber, que cualquiera sea su hermano. Es inevitable que, para seguir en el candelero, el Dios de la tradición bíblica requiera hombres y mujeres que se sientan culpables ante el sufrimiento injusto de tantos. Pues no se trata solo de colaborar con Caritas —aunque ello nunca esté de más—: se trata de entregar la propia vida a los demás, mejor dicho, a los que ya no tienen vida por delante. Un Dios, por defecto, siempre nos pedirá un sacrificio, aun cuando, tal y como corresponde a un Dios interiorizado, este sea íntimo. No debería extrañarnos, por tanto, que el neopaganismo de hoy en día suponga una liberación para muchos. La situación de quien tiene que responder a la demanda de los excluidos es, sencillamente, menos gratificante que la de quien cree que basta con sintonizar con las energías positivas del cosmos para que las cosas vuelvan a encajar. Esto es indiscutible, aun cuando haya aquí también algo de sacrificio. Y es que no es fácil seguir una dieta detox.
Sin embargo, puestos a sospechar, podríamos preguntarnos si acaso no habrá más verdad en ese desplazamiento de Dios que en las creencias que dan por descontado que la clave de la existencia reside en el poder de las buenas vibraciones. Y es que quizá la verdad apunte, no tanto a las presencias aún ocultas, sino al originario paso atrás de Dios. Al fin y al cabo, la voz interior no es más, aunque tampoco menos, que el eco de una desaparición (y, por eso mismo, de un eterno porvenir).
El problema central que todo ser humano debe resolver es el de hallarle un sentido a su existencia. Este es el eje en torno al que orbitan el resto de cuestiones. Sin sentido no se dibuja un horizonte, no surge deseo alguno, no hay preguntas a resolver, no queda esperanza.
Por tanto, la cuestión del sufrimiento humano debe ubicarse en ese marco general. Cada persona debe posicionar este tema en el sitio que a su juicio le corresponde, tras meditarlo de forma concienzuda.
Algunos toman como motor vital la lucha por la disminución del sufrimiento ajeno. Pero muchas otras alternativas brotan del alma humana y todas ellas deben ser atendidas. El artista, el líder, el filósofo o el aventurero tienen que dar salida al sentido que pugna por emerger desde sus almas y dirigir sus vidas. Han sido creados con ese fin que germina en su interior.
Ellos delegan la lucha contra el sufrimiento humano en otros, en aquellos que abrazan esta tarea con pasión. Como debe ser.
Este hecho no hace menos dignos al carpintero, al deportista, al soldado, al escritor o al montañero. Al revés, su dignidad consiste en responder con responsabilidad al cometido que les ha sido dado.
Con responsabilidad.
Comprender esta realidad te hace libre, puesto que descubres que no hay culpa en ello.
Y valiente, ya que esta comprensión íntima te impulsa a la vida con verdadera pasión.
Muy agradecido a los dos. Pues me llevais a preguntarme por cómo pueden, los border, ser fieles… Me refiero al soldado o al artista más que al ebanista. Pues que la fidelidad de Bruno le convirtió en un monstruo digno de la hoguera. Algo así como un pederasta? O un neonaziskin de hoy?? No será este último caso algo así como el lado oscuro del soldado?? Todavía no he leído Lolita. He oído que paga bien la pena. Tiemblo de intuir que no haya fidelidad mayúscula si cirio a Satán. Aunque se vista de cualquier forma.. no ha de morir el loko? El psicópata?? Dios nos de vista para distinguir. Temor para aguardar, si no fuera todo tan esperanzador, alegre y casi fantástico -siendo real, posible- como nos pintan las últimas aventuras.. gracias empero, Quentin. Y un saludo, Josep.
L
Defenderse de la razón con la razón.
«»No tengas criada, que es muy feo»
Es cierto que hay sitios de donde viene la criadas, lugares con graves problemas políticos; dictaduras, corrupción, subdesarrollo…, pero no nos engañemos, la pobreza es un país y todos los pobres del mundo viven en el mismo país. Muchas veces vivimos en ese país sin darnos cuenta… Sin embargo siempre hay niñas que imaginan, que piensan más y quieren salir, piensan: «no puedo vivir aquí, no puedo vivir así, tengo que hacer mi vida», estas tienen ventaja porque quieren aprender y esa es condición necesaria para conseguirlo, a veces no es suficiente. Otras niñas habrá a las que la simple observación les baste para despertarles una conciencia de clase y se dirán: «yo soy pobre, mi familia es pobre, no tengo dinero, no tenemos dinero, esto no puede seguir así y yo tengo que hacer algo». Este grupo está destinado a una lucha feroz, con inciertos resultados. En tercer lugar se nos presenta, como una patada, el golpe más doloroso: «tengo hambre, tengo hambre por las mañanas y por las noches, y muchas veces», estas personas tienen que sobrevivir, pero esto no va a ser fácil para ellas».»
Todo ello lo decía Agustina García Manzano, profesora de enseñanza media, filóloga y filósofa que sabía bien de lo que hablaba, en su libro «Extra aulas». Suya también es la formulación «enseñar a defenderse con la razón y de la razón», con esa razón que implica la experiencia directa de quien se ha enfrentado con una determinada realidad. Al fin y al cabo, como dice en su libro, discurrir sobre la servidumbre es también, entre otras muchas cosas, una cuestión de estética.