la llamada
agosto 5, 2021 § Deja un comentario
Si Dios es uno con el abandonado de Dios —si tan solo cabe obedecer a Dios respondiendo a su desgarro—, entonces no puedes decirte como quien no quiere la cosa que Dios te llama, salvo retroactivamente (aunque el esquizoide también oye voces). Pues el desconsuelo del pobre solo cabe escucharlo como el clamor que clama desde el cielo donde el cielo permanece vacío de dioses. La espiritualidad de aquellos que creen escuchar directamente a Dios en la intimidad, esto es, sin que esa voz sea el eco del griterio de quienes sufren, tan solo tiene que ver con su necesidad de un amigo espectral. Sensiblemente, no te llama Dios, te llama el pobre: Juan, el sin techo; Ibrahim, el que vino en patera; Melisa, la madre soltera y sin trabajo… Tan solo posteriormente puedes caer en la cuenta de que has sido invocado por la voz de Dios. De hecho, ya se nos dijo que, ante Dios, nos hallamos sin Dios. Sin embargo, con este Dios no es que estemos, precisamente, muy en sintonía. Dios nunca fue el dios del hogar.
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