déficit de bien
diciembre 31, 2021 § Deja un comentario
O el mal es carencia de bien, o el otro lado del bien, del mismo modo que no hay luz sin oscuridad. En el primer caso, se trataría simplemente de aumentar la temperatura, por decirlo así, para dejar de tener frío. Como si fuese cuestión de alcanzar una cumbre que, en este mundo, nunca lograremos alcanzar. En el segundo, de admitir que el mal es el resultado de la realización del bien. Donde pensamos el bien como si solo hubiera bien, aunque este trascendiese el plano de lo sensible, no pensamos el bien. En su lugar, la fantasía. En cambio, donde intentamos pensarlo, tarde o temprano tendremos que ceder al rigor de la dialéctica. Pues el fuego es el efecto de la combustión de la madera. O de otro modo: que solo puede avanzar consumiendo —negando— aquello que lo hace posible. Si el bien se da en particular —y solo, como cuanto se da, puede darse así—, entonces el bien no puede darse en absoluto. Ciertamente, la oscuridad puede reducirse al mínimo —y en eso estamos—, pero no eliminarse. Pues en un mundo donde no fuese posible la oscuridad inevitablemente produciría en nosotros la sensación de irrealidad. De hecho, sería irreal. Por eso mismo, podríamos decir que los cielos son inconcebibles. Salvo que en ellos quedase una pizca de dolor, el que acaso provocase un Dios que, incluso ahí arriba, seguiría estando por ver. Pero, en ese caso, no deberíamos hablar propiamente de los cielos, sino de una nueva creación.
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