de-votos
enero 4, 2022 § Deja un comentario
¿Qué piedad —qué devoción— para quien ya no puede considerarse a sí mismo como criatura o dependiente? Acaso le quede la contemplación. Pero ¿desde qué lugar? Aún quedan montes. Pero también simas. Quizá no sea casual que los monjes se recluyeran en celdas, esa mezcla de altura e infierno.
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