gorda
enero 5, 2022 § 1 comentario
Poca alegría —y sí mucho desprecio de una misma— por unos pocos quilos de más. No triunfarás. Otras, sí. O eso es lo que creemos. Las mujeres y los hombres tenemos las de perder ante un dios —aquí, el patrón. De hecho, el actual culto al cuerpo, lejos de ensalzarlo, oculta una repulsa de fondo. Pues solo somos capaces de aceptar un cuerpo si es perfecto (a pesar de que la perfección no sea abrazable). Como viera el viejo Israel, aunque también Epicuro, hay que pasar de los dioses. Los eslóganes de la autoayuda no nos sirven —como tampoco, su antigua variante: Dios te quiere tal y como eres. Sirve, por decirlo así, orientar la propia existencia cara a lo que importa. Y lo que importa no es lo que tenga que decirte un espejo.
A pesar que este DIos se fije en nuestro corazón y no en su carcasa nos permite entender que el narcicismo es doliente en tanto permanece una insatisfacción permanente . El cuerpo de Cr isto nunca ha sido modelo de forma alguna para diseñar el propio y sin embargo nos une como comunidad perfecta