aparecido
mayo 5, 2022 § Deja un comentario
Te levantas durante la noche y, de repente, te encuentras con una aparecido frente a ti. Inevitablemente, te tiemblan las piernas. ¿Qué revela, sin embargo, este temblor? Que el mundo es mundo por la fuga de lo irreductiblemente extraño. Esto es, por lo que lo trasciende. Lo que ves —el fantasma— no es una posibilidad del mundo o, cuando menos, no es lo habitual. ¿Hablamos de una figura de de una alteridad avant la lettre, de lo que es al margen de su aparecer? Ciertamente. Pero toda figura miente. Pues bastaría con acostumbrarse al fantasma para que se disolviera su carácter espectral. Y es que el Otro, como tal, no puede aparecer. Es un imposible. De ahí que sea un nadie. Todo aparecido, sin embargo, clama por incorporarse —por volver a hacerse cuerpo. Por eso, más que nadie, se presenta como el aún nadie. No es casual que, bíblicamente, la alteridad de Dios encuentre su envés en los que no cuentan —en los que dejamos atrás en nuestro pasar de largo. Pues si el pobre irrumpiese en nuestra vida irrumpiría como aparecido, esto es, como el aún nadie. En definitiva, como Dios. Lo dicho: de entrada, temor y temblor.
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