el buen samaritano
julio 10, 2022 § Deja un comentario
Hemos escuhado la parábola cientos de veces. Y, por eso mismo, creemos saber de qué va su asunto. Como si se nos dijera que, ante Dios, lo decisivo es la compasión. Y, ciertamente, es así. Sin embargo, es posible que no percibamos el alcance de la parábola donde nos quedamos con esta moraleja. El samaritano era, en la época, un renegado de la fe de Israel, no tan solo un humilde. Un colaboracionista, hubiéramos dicho hoy en día. Imaginémonos, pues, que el escriba y el sacerdote fueran judíos que se dirigen a la ceremonia de la memoria. Aquí el culto no es una rutina religiosa: hay que preservar en el corazón el recuerdo de las víctimas del Holocausto. Y supongamos también que el samaritano fuese, precisamente, alguien que perteneció a los sonderkommandos o al grupo de los kapos de los barracones (por lo común, unos hijosdeputa). El escándalo está asegurado. Desde este punto de partida, las resonancias de la parábola son, sin duda, otras. Y es que nadie desde sí mismo —desde su convicción, por muy legítima que sea— puede asegurar que será capaz de dar el paso.
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