cristianismo trans
julio 31, 2022 § Deja un comentario
A los antiguos, que Dios se hiciera hombre —y no solo se vistiera como tal— les debió parecer tan aberrante como a muchos hoy en día la posibilidad de un cambio de sexo. ¿Un hijo transformado en hija? ¿Un padre, en madre? Más aún, si tenemos en cuenta que la transformación de Dios implicaba un cambio de naturaleza: como si tu hijo decidiera convertirse en mascota.
Con todo, el problema aquí reside en partir de la distinción de naturaleza entre el hombre y Dios. Pues la encarnación no se entiende —o se entiende mal— si no tenemos en cuenta que Dios aún no es nadie con anterioridad al fiat que se pronunció en el Gólgota. El hágase de la creación encuentra su envés en el hágase del crucificado.
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