lectura de los Hechos
agosto 11, 2022 § 1 comentario
Suele decirse que Lucas exagera: que las primeras comunidades no podían ser tan idílicas. De acuerdo. Sin embargo, de ello no se deduce que no hubiese ninguna que, en la eucaristía del domingo, no repartiera entre sus miembros el pan ganado durante la semana. Pues es de suponer que no todos ganaban el suficiente pan (y es así como Dios da el pan de cada día). Nadie de nosotros pasará hambre. Es lo que tiene habitar bajo el espíritu de la redención. Una lectura crítica de Lucas se queda corta donde se contenta con decir que las cosas, de hecho, no fueron tan puras; que en los orígenes hubo mucho juego sucio. Lucas, obviamente, no hace un documental. Pero tampoco se limita a ofrecer un desideratum o a edulcorar la realidad. Me atrevería a decir que Lucas, simplemente, se queda con lo bueno. Como esas parejas que, tras años de haber roto, y a pesar de que hubieran motivos suficientes como para romper, solo recuerdan los buenos momentos que pasaron juntos. Haberlas, haylas.
Desengañarse primero acerca del mundo para dejar de ser ingenuo no es mala cosa; quizá es un paso necesario para atender lo mejor posible a quienes tenemos al lado.