escrituras
octubre 12, 2022 § 1 comentario
Según Roberto Calasso, se escribe un libro cuando hay algo específico que descubrir. No dice, que decir, sino que descubrir. Y es cierto. Cuando un escritor tiene algo que decir, no escribe: copia o refríe (y en el peor de los casos, creyendo que no). Toda obra que merezca tal nombre es siempre una work in progress. Aunque lo cierto es que cuando el escritor descubre, lo primero que le viene a la cabeza es que su descubrimiento ya fue descubierto antes. Descubrir, al fin y al cabo, es reconocer —un caer en la cuenta de lo que siempre ha estado ahí (y por eso mismo fue obviado). La originalidad de un descubridor, quizá consista en conservar en su obra los rastros de su búsqueda. En cualquier caso, su hallazgo no le pertenece. De hecho, la sensación que no puede evitar es que cuanto más cerca, más lejos. Ocurre aquí como los esbozos en pintura: que nos atraen más que las obras terminadas. De hecho, Velázquez no hizo más que esbozar con el pincel. La Meninas aún están por terminar. Y si no nos lo parece es porque Velázquez simplemente lo dejó estar.
Da mucho que pensar… Gracias, me viene al pelo, ahora que me he «estancado» escribiendo, o simplemente, estoy «recopilando»… Igual lo reblogueo… Y así tengo «manchado» ese folio en blanco y es más fácil seguir.
Me gusta el concepto de descubrir al escribir.