preexistencia
noviembre 25, 2022 § Deja un comentario
Si antes de ser arrojados al mundo hubiéramos habitado como almas puras el mundo real —donde no hay más que un simple haber—, la encarnación habría sido una liberación. Pues el simple haber no es nada. Nada, salvo la oscuridad y el silencio. Una abstracción —una idea (y aquí hay que tener en cuenta que la absoluto es abstracto). Por suerte, no hay haber que no sea un haber de las cosas. Sin embargo, el precio de la libertad es el dolor. De ahí que sigamos siendo unos idiotas —literalmente— donde aspiramos a una vida sin dolor, sin aristas o taras (aun cuando, sin duda, sea legítimo intentar limitar el sufrimiento). Como vieron los griegos, todo es cuestión de proporción.
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