la encarnación en un par de brochazos
abril 18, 2023 § 1 comentario
¿Cómo entender que Dios se hiciera hombre… sin dejar de ser Dios? Si partimos de sus respectivas naturalezas esto es, sencillamente, incomprensible. Pues es como si uno de los nuestros se convirtiese en lombriz conservando, sin embargo, su humanidad. El único modo de que un dios pasara a la condición de lo humano sin perder un ápice de divinidad es que ese paso solo fuese aparente. Esto es, que tan solo adoptara nuestro aspecto. Pero no es esto lo que proclama el cristianismo. De hecho, esta manera de ver el asunto fue tachada desde un principio —o casi— de herética. Y no por intolerancia, sino por faltar a la revelación. Pues lo que se reveló en el Gólgota es que Dios —estrictamente, el Padre— se identificó con aquel que colgó de un poste en su nombre. Y si se identificó es porque aún no era nadie al margen de la fidelidad del hombre de Dios, sino la voluntad de ser, precisamente, alguien (y alguien de carne y hueso).
La dogmática cristológica deviene ininteligible donde no partimos de ahí. Según el cristianismo, Dios es la relación entre Padre e Hijo. Y no terminaremos de comprender que sea esta relación donde partimos religiosamente de un Dios-ya-hecho. No hay (aún) Padre sin Hijo, ni Hijo sin (fidelidad a ese) Padre. De ahí que, cristianamente, acaso reguemos fuera de tiesto donde nos seguimos dirigiendo a Dios como si no hubiese habido encarnación. Esto es, como si Dios en verdad no tuviese cuerpo.
en el habla se dice que se podría explicar de alguien «encarnando» el valor de la generosidad o la compasión a través de sus acciones