aparición y oscuridad

abril 21, 2023 § 3 comentarios

¿Por qué la aparición suprime la ambivalencia de cuanto nos traemos entre manos —el que haya en lo mismo una de cal y otra de arena? ¿Por qué ante la aparición, y a diferencia de su simulacro, el fantasma, no sentimos la necesidad de decir de qué se trata —de sospesar o juzgar? Quizá porque, en la aparición, la alteridad se hace presente desnudamente, esto es, sin que quepa un saber. Y no cabe ningún saber —ningún atributo— porque nos hallamos por entero sometidos a la aparición. Tan solo la aparición nos puede —tan solo ella nos pone de rodillas. La aparición siempre aparece en la oscuridad. De ahí que no haya imagen de la aparición.

Por defecto, percibimos la imagen desde la distancia del observador. Así, la aparición que posee una imagen, en tanto que se mantiene a distancia, fácilmente termina siendo, tras el efecto sorpresa, el objeto de un posible dominio. Una imagen siempre es un espectáculo. Pero Dios —el que, en definitiva, aparece en una genuina aparición— no da espectáculos. Dios es invisible. No circunstancialmente invisible. El nombre de Dios no apunta a un algo que permanezca fuera de nuestra capacidad de visión. Dios en verdad anda rozando la nada. De la alteridad como tal, nunca hubo una imagen. Y nunca la hubo porque no puede haberla. En lugar de la imagen, el toque o la voz.

No es anecdótico que, en la Biblia, la aparición de Dios vaya con el temor de Dios. Pues para hacernos una idea de lo que estamos hablando basta con suponer que, en medio de la oscuridad y el silencio, alguien nos tocara u oyéramos su voz. Inevitablemente, experimentaríamos un estremecimiento —el que sienten los inválidos cuando, precisamente, caen en la cuenta de su invalidez. La oscuridad y el silencio —o su trasunto, las simas de este mundo— nos igualan, situándonos a todos en la misma posición de salida. De ver una luz, veríamos, y también de manera inevitable, una hacia dónde, una solución, un motivo para prescindir de Dios. Pero, por eso mismo, aún no habríamos experimentado ninguna alteridad.

Ante Dios, la reacción será en cualquier caso un aquí estoy; qué quieres de mí. A pesar del estremecimiento inicial, la respuesta al toque de Dios es nuestra última oportunidad. Y esto porque el que nos invoca o toca no es Dios, sino quien ocupa su lugar, al fin y al cabo, aquellos que se revelan como el envés del aún-nadie de Dios: los desamparados, los huérfanos, los que experimentaron la oscuridad y el silencio antes que nosotros. La oscuridad y el silencio son el non plus ultra de una existencia que confía solo en su posibilidad. Bíblicamente, la obediencia al mandato de los que sobran siempre fue de la mano de la libertad. Pues acaso no haya otra libertad que la de quien se libera del hogar en nombre del que aún no es nadie sin nuestra respuesta.

§ 3 respuestas a aparición y oscuridad

  • ajaodemaria dice:

    cuesta un poco coger la Idea principal:
    ante la presencia de Dios, debemos responder con una actitud de disposición y obediencia, ya que la oportunidad que se nos presenta es única
    ¿y esta oportunidad dónde se encuentra?
    a través de aquellos que se encuentran en situaciones de desamparo, huérfanos y que han experimentado la oscuridad y el silencio, ya que ellos representan al aún-nadie de Dios.

    sin embargo, sin embargo,…
    ¿por qué debemos responder con disposición y obediencia ante la presencia de Dios a través de los desamparados y huérfanos?
    ¿qué nos revela Dios a través de los pobres y marginados de la historia?

    pero si hay alguna respuesta no nos valdría ni la paradoja ni la alteridad :
    La Paradoja : Dios es tan diferente de todo lo que conocemos que casi parece que no existe, pero al mismo tiempo está presente en todo lo que existe
    Alteridad : sensación de sentirnos diferentes o separados de lo divino

  • lusantrio dice:

    Que pasa cuando te despiden, te descartan, te desplazan, te ultiman a balazos o con los clavos de la cruz?, que pasa?
    Seguramente te desesperas y no comprendes como te puede estar ocurriendo eso. Lo rechazas, te aprestar a resistirte y luchar contra ese designio, pero la decisión está tomada y nada te hará recuperar tu posición previa, lo que el derecho llama «el estado inicial de las partes», ya lo perdistes y tienes que aceptar tu condición de ser nada, que se abre ante ti.
    ¡Pero!, en ese momento ocurre lo otro, eso que «Jesucuristo Superestrella» muestra tan bien; cuando Pilatos condena a Jesús se incia el canto de la resurrección, cuando estas recibiendo la condena, Dios está abriendo un espacio nuevo para que puedas continuar viviendo.
    Cuando te desplazan o te votan allí Dios te está dando su «toque», y se te aparece en el rostro de los desplazadados.

  • josep cobo dice:

    Ciertamente, puedes no responder (aunque aquí no responder es ya responder)

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