credo quia absurdum
enero 23, 2021 § Deja un comentario
Creer en la resurrección de los muertos no es como creer en una solución que podamos concebir. La fe en la resurrección de los muertos es, sencillamente, increíble desde nuestro lado. Y es que nadie cree en Jesús como el quién de Dios por su cuenta y riesgo. Si creemos lo poco que podamos creer es porque el crucificado —y sus imitadores— creyeron antes que nosotros y por nosotros, esto es, en nuestro lugar. Es por su martirio que sigue habiendo Dios. Algo parecido podemos decir con respecto a la imposibilidad de la resurrección. Si cabe confiar en que el Sí prevalecerá sobre el No —y ello contra toda probabilidad— es porque hubo quienes ofrecieron un perdón donde humanamente no cabía ningún perdón. Y ese Sí, tan increíble como imposible, va con la restitución de la vida de quienes la perdieron antes tiempo debido a nuestra falta de piedad o indiferencia. De lo contrario, no sería un Sí definitivo —el Sí que interrumpe la impotencia de la histórico—. Ahora bien, se trata de un Sí que Dios no quiere —y por consiguiente, no puede— pronunciar sin el hombre. Al fin y al cabo, es lo que tiene un Dios que el mundo no puede admitir como su posibilidad. Credo quia absurdum, que decía, más o menos, Tertuliano. Sin embargo, esto no es lo mismo que decir que uno cree arbitrariamente en lo absurdo. Como si se tratara de creer en lo absurdo por creer en lo absurdo. Aquí la cuestión es, precisamene, en nombre de quién.
Deja una respuesta