Albert Balasch, poeta y maestro

febrero 12, 2021 § 1 comentario

Que un poeta tan admirable —y reconocido— como Albert Balasch tenga que escuchar que maestros como él ya no se llevan por parte de la dirección de su escuela; que esté, literalmente, fuera de lugar, a pesar del entusiasmo de muchos de sus alumnos, un entusiasmo que tiene que ver con lo que aprenden y no con las gracietas o el coleguismo, ya nos da a entender por dónde van los tiros de la Escola nova 21.

¿Por qué digo esto de Albert? Porque consigue que sus alumnos —¡de primero de la ESO!— sean capaces de escribir poemas como el que adjunto. ¡Y como estos hay unos cuantos, año tras año! Al fin y al cabo, lo que Albert les transmite es un sentido de la lengua, la importancia de la palabra bien dicha. Y es que hallar la palabra justa no es solo cuestión de decir bonito lo que pudiera ser dicho de otro modo, sino de descubrir lo que es digno de asombro donde los demás únicamente vemos costumbre. Como si de la forma —pues el poema que ilustra esta entrada es de un ejercicio de métrica— surgiera la verdad o, mejor dicho, la enunciación que ningún hecho podrá desmentir. Con Albert, sencillamente, los chicos y chicas crecen en sensibilidad e inteligencia. O al menos, se les da esta oportunidad. De ahí que, a la vista de los resultados, sea, como mínimo curioso, que en vez de maestros como Albert Balasch se opte por monitores de aula, como quien dice. Pues ahora se supone que, en secundaria, cualquiera con el suficientemente entusiasmo —y siendo capaz de leer un folleto de instrucciones— puede enseñar literatura (o mates o biología…), aun cuando no sepa distinguir entre El Quijote y Les tres bessones van engrescades al cole.

§ Una respuesta a Albert Balasch, poeta y maestro

  • Luis dice:

    No hay cal que cubra su agrafo.
    Ni el tuyo, maestro. Ni el tuyo,
    Pero si no me extraña tu sorpresa
    Es porque no la creo, me suena fictiva;

    Ni si lo echaran hubiera otra voz
    tan clara asumiendo la honra
    tranquila. Y fuera ! -y tanto
    Muy Coherente la expulsión;

    Cada cosa en su sitio, y uno…
    Se extraña del favor que así
    Tan porque sí. Recibe, recibió..

    En medio de un barco sin h y sin
    Sin hundirse todavia. en la atalaya
    De escuchar lo que nos queda…

    Y que no cal..

    Pero no hay blanca que borre tu agrafo,
    Albert !

    Un abrazo,

    Luis

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