revolución y cristianismo
marzo 7, 2021 § Deja un comentario
La igualdad fue real durante la Revolución francesa. Esto es, se trató de un acontecimiento. Que los revolucionarios proclamasen que no había diferencias de naturaleza entre el noble y el plebeyo, antes que una constatación —de hecho, lo constatable es lo contrario—, fue el resultado de un acto del habla, de una locución performativa, aquella que constituye, de hecho, la realidad que afirma en el momento de afirmarla (como cuando el que lleva una reunión dice la reunión se ha terminado). Y esto es así, aunque los revolucionarios creyesen que estaban simplemente reconociendo un dato natural. Sin embargo, al instaurarse por defecto, la igualdad se transformó en ideología. Pues que actualmente la demos por descontada —que se trate de una igualdad sobre el papel— enmascara las desigualdades de la sociedad capitalista. Desde nuestra óptica, la igualdad revolucionaria fue un espejismo, una ilusión. Pero lo cierto es que no lo fue en su momento. Y precisamente porque no lo fue, de lo que se trata hoy en día es de recuperar lo que perdimos. Otro mundo es posible porque hubo otro mundo. Tan solo basta creer en lo que una vez tuvo lugar. Algo parecido podríamos decir con respecto al cristianismo. Como también con respecto al amor.
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