enamorarse

junio 5, 2021 § Deja un comentario

No hay amor que comience como amor. Al principio, siempre la ilusión —el espejismo. La cuestión es qué nos enamora. Y ello va a depender de quién haya detrás. Pues no es lo mismo que te sientas atraído por el brillo de un cuerpo que por el poder de su mirada. A los niños les atrae la miel hasta el punto de que son incapaces de poner freno. Para quienes han dejado de serlo, demasiada miel empacha. Richard Sennet defiende que vivimos tiempos donde el carácter se va disolviendo como azúcar en el café —su libro La corrosión del carácter es de lectura casi obligada. Quizá no sea casual que las vocaciones, en la mayoría de los casos, no partan de un referente —de una figura paterna—, sino de un entusiasmo, en definitiva, de una fantasía. De hecho, partir del referente tampoco garantiza nada. Pues tarde o temprano uno tiene que matar a su padre para heredar —para coger su testigo. Y esto no es algo que pueda hacerse como quien no quiere la cosa. Pero sin duda es más frágil partir de lo segundo que de lo primero. Pues no hay querer que no dependa de un sentido de la deuda.

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