¿por Dios?

mayo 21, 2022 § 2 comentarios

¿Les limpias el culo a los del Cottolengo porque Dios te lo manda (y de paso te sientes bien haciéndolo como el niño que obedece a papá para obtener su aprobación)? Dios ya te condenó —a ti y al resto. Desde el principio. Y te condenó renunciando a ejercer como dios. En su lugar, los cuerpos por lavar de esos deficientes. Para que si ellos te preguntaran por qué lo haces solo puedas responder por ti, porque no puedes ir por ahí con tu mierda encima. Por lavarte. Este es el sentido original del bautismo: un volver a empezar en nombre de una común orfandad. Ya se nos dijo: ante Dios, sin Dios. Como el crucificado. Dios manda renunciando a mandar desde los cielos como pudieran hacerlo los dioses del Olimpo o los espectros del esquizoide. Esto es, anulándose a sí mismo hacia lo otro de sí —hacia el que, en un primer momento, tiene que negarlo para que Dios pueda abrazarlo y, así, llegar a ser alguien. Quizá no sea casual que Teresa de Calcuta tuviera que dejar de sentir la presencia de Dios para que se le revolvieran las entrañas viendo como tantas mujeres y hombres morían como perros tirados en las calles. Para que su agonía se le volviera intolerable. Para comprender, en definitiva, que Dios no es nadie sin el cuerpo de quienes soportan su altura.

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