un falso Mesías
agosto 9, 2022 § Deja un comentario
Para comprender el alcance del mesianismo cristiano, de entrada hay que ponerse del lado de Israel: Jesús no pudo ser el Mesías. De hecho, fue, como diríamos hoy, un fake. Dios no salva si no es a través del Mesías. Y el Mesías, en tanto que heraldo de la redención, no puede ofrecer otra liberación que la política: a los prisioneros de Auschwitz no se los libera si no es sacándolos del lager. Ahora bien esto solo es posible a la fuerza. Y es obvio que Jesús no logró liberar a los que necesitaban esta liberación. De ahí que la confesión del crucificado como Mesías, por no hablar de su reconocimiento como cuerpo de Dios, suponga una alteración —en realidad una mutación— de lo que se entiende espontáneamente por divino. Pues que la omnipotencia de Dios se manifieste en su renuncia al poder apunta a un Dios que no es aún nadie donde el hombre le da la espalda. Y esto equivale a decir que Dios, en sí, es un clamar, precisamente, por el hombre, aunque su clamor lo escuchemos siempre a través de aquellos que claman por Dios.
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