el juego de las preguntas y las respuestas
marzo 25, 2023 § 1 comentario
Paul Tillich decía que la teología ofrece, en clave discursiva, las respuestas a las preguntas existenciales. Y de ahí que la tarea del teólogo fuese la de poner en relación —Tillich hablaría de correlacionar— el kerygma con la situación epocal, de tal modo que el anuncio evangélico deviniese inteligible. Sin embargo, Dios no es la respuesta a las preguntas existenciales. Y no lo es porque las preguntas existenciales surgen cuando la realidad de Dios interrumpe la continuidad de los días. Mientras todo va sobre ruedas, no hay preguntas, salvo las irrelevantes: el significado de tot plegat se da por sentado.
Ahora bien, la interrupción tiene lugar no a la manera de una aparición de lo monstruoso o sobrenatural, pues en ese caso la pregunta sería, precisamente, cómo lidiar con ello, sino con el silencio que cubre por igual los campos de amapolas y los de la muerte. Y es que la realidad de Dios-en-sí, por decirlo de algún modo, es la un Dios en falta o aún por venir. Es lo que tiene que Dios-en-sí sea el absolutamente Otro (y de ahí que ande rozando la nada). No obstante, esto es lo mismo que decir que Dios-en-sí —en trinitario, el Padre— aún no es nadie sin la adhesión incondicional del hombre. Por eso la respuesta cristiana a la inquietud existencial o, mejor dicho, al clamor de los que tienen la espalda doblada por el peso del invisible, no deja de ser un tanto desconcertante: un Dios hecho carne. Pues se trata de una solución que exige creer en la resurrección del crucificado —y por extensión, de los muertos—, algo de por sí increíble. En tanto que un Dios encarnado tiene que ver con lo que ningún mundo puede admitir como su posibilidad, la correlación —el encaje— nunca llegará a completarse. Ni siquiera de lejos. La cuestión es, por consiguiente, doble: qué significa cristianamente creer en lo increíble y bajo qué situaciones ello es posible.
Vaya, el correlacionismo. Volvemos a Kant y su «correlacionismo débil».
Pero Tillich es del siglo XX y se lleva el «correlacionismo fuerte» caracterizado por :
1 desabsolutización del principio de razón
2 desabsolutización del principio de no contradicción
no me extraña que al final del texto hables de «creer en lo increíble», donde «la contradicción es posible», «la nada es posible» : creer en una Trinidad salvadora, en apariencia contradictoria