entre negaciones anda el sí
febrero 28, 2023 § Deja un comentario
Adán tiene que negar a Dios, precisamente, como lo otro de Dios —como el que no es Dios. Pero, porque tiene que negarlo, la negación de Dios por parte de Adán encuentra su envés en la negación de sí de Dios. En esto consiste la omnipotencia de Dios —la omnipotencia del amor de Dios. Pues hay más poder en el Dios que renuncia a su poder que en aquel que prefiere vencer cualquier resistencia (pudiendo vencerla). Pues este último no deja de ser un títere de una anónima voluntad de dominio. Nietzsche no anduvo errado donde dijo que, una vez Dios ha muerto, tan solo quedaba en pie la voluntad de poder.
placer y eternidad
febrero 27, 2023 § Deja un comentario
Dijo Nietzsche: todo placer pide eternidad —más y más eternidad. De ahí que rieguen fuera de tiesto quienes alardean de sus rollos de una sola noche. Pues si la cosa fue bien, querrán volver a verla (o a verlo). Y si tan solo fueron cosquillas, entonces quizá deberían admitir que la cosa quizá no fue para tanto. Esto es, una decepción. Por eso quizá el término quizá no sea placer, sino encuentro. Los amantes siempre se encuentran, aunque sea furtivamente, fuera del mundo, como decía Rimbaud, en un estado de excepción. El momento de la sensación verdadera es el que, propiamente, exige eternidad.
Pero el tiempo arrasa. La muerte alcanza a los amantes como tiempo diario —como el tiempo de la negociación, del oficio. Y quien comprende esto acaso pueda comprender que lo que divide la existencia no es el arriba y el abajo —lo superior y lo inferior—, sino los tiempos. De paso, también podrá comprender que, en lo más profundo, permanecemos a la espera de la irrupción de un tiempo nuevo, un tiempo en el que el encuentro no tenga fin —la novedad siempre fue un simulacro, un espejismo.
Sin embargo, lo cierto es que, siendo como somos, tampoco podríamos soportarlo. Pues sobrevivimos negando, precisamente, la irrupción del otro, ese extraño. Y lo negamos donde simplemente pasamos a tratarlo. Aunque sea con amabilidad.
extra virgen
febrero 26, 2023 § Deja un comentario
El mundo es ahora como un lagar, allí se prensa. Si eres restos de aceite, irás a parar a la cloaca; si eres aceite, te quedarás en la aceitera. Es inevitable que se prense. Tan sólo mira la espuma, mira el aceite. Se ejerce presión en el mundo: se prensa con las hambrunas, con la guerra, la pobreza, el encarecimiento, la necesidad, la muerte, el robo, la codicia. Se encuentra allí gente que refunfuña ante tales sufrimientos [… ]. Esa es la espuma que sale de la prensa y corre por las cloacas: su flujo es negro porque maldicen; no brilla. El aceite tiene brillo. Allí se encuentra de hecho otro hombre, en la misma prensa y en la fricción que lo tritura. ¿O fue entonces la fricción lo que lo frotó hasta hacerlo brillar?
Agustín de Hipona, Sermones ad Denis
nihilismo y día D
febrero 25, 2023 § Deja un comentario
¿Que significa nihilismo? Dijo Nietzsche: nada por debajo de las grandes palabras. Por supuesto. Pero podríamos añadir sin problema lo siguiente: nadie te juzga —no tienes que rendir cuentas ante nadie. Y esto equivale a decir que no hay padre, esto es, alteridad. De ahí que el SS puede decirles a quienes van a ser gaseados que no importa morir ahora que de aquí veinte años: desde la óptica de un tiempo sin final, todos morimos a la vez. Es evidente que vivimos en una época nihilista. Pues que nos sintamos juzgados por nuestro aspecto o por la medida de nuestro éxito —en definitiva, por la gente— no cambia el diagnóstico. Y es que en este caso no se nos juzga, sino que se juzga la simulación, el maquillaje, la máscara.
Estamos, por tanto, lejos de creer —si es que podemos llegar a creerlo— que nuestro verdadero padre es el que no cuenta, el nadie que representa el genuino carácter de la alteridad. ¿O acaso el otro en verdad no es, por defecto, aquel del que no queremos saber nada, el que deviene extraño por haber sido antes extrañado del mundo, al fin y al cabo, el que excretamos como si fuera nuestra descomposición con el propósito de armarnos de valor? Como para decir luego que Dios y mundo son compatibles.
aprender a leer
febrero 24, 2023 § Deja un comentario
Yavhé es el Dios que llama al hombre. De acuerdo. Sin embargo, saber leer implica leer entre líneas y, en concreto, captar lo que no se dice —incluso se niega— en lo que se dice. Así, que Dios en verdad sea el Dios que nos invoca no significa que sea el Dios que además nos invoca. Como si la invocación fuera una posibilidad entre otras, un adjetivo. Ahora bien, esto supone admitir que si Dios nos es más —ni menos— que el Dios que invoca al hombre es porque no quiso ser nadie sin la respuesta del hombre. Como el padre que clama por el hijo que perdió porque sin su hijo ya no puede seguir siendo, precisamente, el padre que es.
la fe y su momento
febrero 23, 2023 § Deja un comentario
La fe es fe solo ahí donde se nos exige dar fe. De ahí que no haya fe hasta que no llega su momento (en cualquier caso, un esperar poder dar fe ). Originariamente, ese momento implicaba una confesión ante un tribunal romano. Sin embargo, lo más probable es que, a la mayoría de creyentes, no se les dé esta oportunidad. Y de no darse, acaso el momento no sea otro que el de la propia muerte.
el pródigo
febrero 22, 2023 § Deja un comentario
El placer, dice Jüngel, se puede proporcionar artificialmente; no la alegría. Nuestra alegría siempre dependerá del otro, de su aparición. Es la alegría del padre ante el regreso del hijo perdido. Y la alegría a la que es invitado el hereu —y a la que se resiste: nada hizo su hermano para merecer la fiesta. Que nuestra cultura celebre el placer y no la alegría ¿acaso no es el síntoma? Creer en el propio mérito ante Dios ¿no es pecar —y pecar no solo de soberbia, sino también de ingenuidad? Quien pone sus méritos en el altar ¿no se dirige a un dios equivocado? Sin duda, buscamos el reconocimiento del padre enseñándole nuestros dibujitos. Pero ¿qué dibujitos son realmente nuestros? Hay más sabiduría en quien entiende su talento como servicio que como excusa para aumentar la talla (pues aquí el traje siempre nos vendrá grande). Y aún más, por sobrehumana, en aquel que perdona a sus verdugos porque no saben lo que hacen.
el fin de la pasión
febrero 21, 2023 § Deja un comentario
La pasión es biología. Y la biología es el equilibrio no premeditado de lo asimétrico. Donde la mujer y el hombre deciden ser únicamente individuos —donde el cuerpo estorba— no caben más que acuerdos. Y nadie se entusiasma a la hora de acostarse con su socio o socia —o mejor dicho, socie.
la caída de Roma
febrero 20, 2023 § Deja un comentario
Que la cultura hipermoderna haya apostado por la adolescencia, desplazando al anciano de la tribu, conlleva que estamos en manos del narcisismo adolescente, de su prepotencia. Así, todos nos tomamos en serio al binario que se siente profundamente herido porque el profesor de biología dijo algo tan evidente como que hay cromosomas XX y XY. Ahora bien, tomarse en serio al idiota —literalmente, aquel que es incapaz de salir de sí mismo— no es serio. Una cultura sana no está para chorradas. Y la nuestra hace ya tiempo que dedica demasiado tiempo —y recursos— a les chorres. Es lo que tiene haber matado al padre sin haber ocupado su lugar.
interpelación y lenguaje
febrero 19, 2023 § Deja un comentario
El acontecimiento fundamental del lenguaje no es el etiquetar —la descripción—, sino la interpelación. Y digo fundamental porque el lenguaje antes que un instrumento es el lugar de la aparición (al menos, en tanto que nada aparece que se halle bajo nuestro dominio). Todo se interrumpe cuando alguien me llama por mi nombre. El mundo queda en suspenso: debo responder. Esto es, no puedo dejar de hacerlo en tanto que hacer oídos sordos es ya una respùesta. No es casual que la primera intervención de Dios tras la caída sea, precisamente, la interpelación: Caín, Caín ¿dónde está tu hermano? Y el resto es historia. Literalmente.
misterium
febrero 18, 2023 § Deja un comentario
El misterio de Dios es el de lo absolutamente otro como nadie —o mejor dicho, como nadie-aún. Así lo absolutamente otro es el puro haber —la oscuridad y el silencio más impenetrables. Esto es, la nada como nadie-ahí. La nada no es solo nada para quien se interroga sobre el quién-además. En este sentido, no es casual que, bíblicamente, el envés de Dios sea, precisamente, los nadie de este mundo, aquellos que no cuentan. Se trata de un misterio que solo se resuelve como revelación —y como revelación del cuerpo de un crucificado como cuerpo de Dios. De ahí que cristianamente, Dios no sea un algo —en verdad, no puede serlo—, sino un alguien (aunque, ciertamente, no como nos lo imaginamos espontáneamente). Dios llega a ser alguien —y alguien de carne y hueso— a través de la fe del abandonado de Dios.
Ahora bien, aquí el resolver es propiamente un superar, en el sentido hegeliano de la palabra. Pues lo que es superado se conserva en la superación. Y lo que esto significa es que Dios, en sí, sigue siendo el que era en un principio, a saber, un nadie-aún. Dios en verdad es el Dios que no difiere de su voluntad de llegar a tener un cuerpo. Y de estas lluvias, los lodos de la Trinidad. Pues el mensaje es, en el fondo, simple, aunque religiosamente inadmisible. No hay Padre sin Hijo (y viceversa).
la cuestión bíblica
febrero 17, 2023 § Deja un comentario
La pregunta de Nietzsche ¿dónde está Dios? —y ya sabemos cuál fue la respuesta— antes fue la pregunta que el resto de los pueblos le dirigió a Israel, aunque con una ligera, pero fundamental, variante: ¿dónde está tu Dios? Pues no había territorio que no estuviera en manos de un Dios (e Israel fue durante siglos un pueblo sin tierra). Que en nuestra época la pregunta haya llegado a ser retórica —que demos por descontado que no hay Dios— ya nos da a entender, de por sí, que hemos olvidado la convicción de Israel, a saber, que Dios es siempre el Dios del hombre de Dios (en bíblico, de los patriarcas). Pues no hay presente para Dios al margen de aquellos que soportan sobre su espalda el peso de un Dios en falta. O mejor dicho, por venir.
pensar a Dios
febrero 16, 2023 § Deja un comentario
Podemos pensar el mundo sin Dios. De hecho, es lo que hacemos hoy en día. Pues hace tiempo que la mesa dejó de apuntar al carpintero. Pero no cabe pensar a Dios sin el hombre. Y esto supone una alteración significativa de lo que religiosamente se nos presenta como divino. Pues Dios es su salida de sí hacia lo otro de sí —hacia aquel que, en tanto que otro de Dios, tendrá que negarlo (y a esta salida de sí la denominamos amor). Y decir que Dios es su salida de sí hacia lo otro de sí equivale a decir que Dios es la voluntad de no ser nadie al margen de la adhesión del hombre. Ahora bien, porque no podemos pensar a Dios sin el hombre, el hombre no puede comprenderse a sí mismo donde olvida su estar expuesto al aún-nadie de Dios. Esto es, a la irreductible invisibilidad de una genuina alteridad.
colosseum
febrero 15, 2023 § Deja un comentario
El tiempo todo lo borra. Incluso la huellas de un genocidio. ¿Acaso no visitamos el Coliseo como si no hubiese sido el templo de muertes espectaculares? ¿Acaso no hubo cristianos que fueron devorados por las bestias para entretener al vulgo? La sangre de los gladiadores ¿fue simplemente un chorro de ketchup? Es como si de aquí a unos cuantos siglos visitásemos Auschwitz para admirar su diseño industrial. El nihilismo lo llevamos tatuado en la piel, aun cuando nos resistamos a su discurso. De ello no se desprende, sin embargo, el rigorismo moral —que no debiéramos visitar el Coliseo. Pues, en realidad, humanamente no podemos evitarlo. El rigorismo es contra natura, un creer que podemos convertirnos en ángeles.
En cualquier caso, lo que esto significa —lo provoca un cierto vértigo— es que nos gusta olvidar, al fin y al cabo, pasar de largo. Y para caer en la cuenta de la desproporción, basta con imaginar que se suprimiese el tiempo histórico y que nos convirtiéramos de repente en contemporáneos de los mártires del Coliseo… mientras seguimos paseando por las gradas. Este es otro modo —muy distinto al de Spinoza— de contemplar la historia sub specie aeternitatis. O por decirlo en cristiano, de asumirla desde la óptica del juicio final.
la ley y el amor
febrero 14, 2023 § Deja un comentario
La polémica antinomista —no fue hecho el hombre para el sábado, sino el sábado para el hombre— fue antes una polémica judía que cristiana. O mejor dicho, fue cristiana en tanto que judía. De hecho, Jesús de Nazaret fue judío, no cristiano. La necesidad del transformar el corazón es, en realidad, un leitmotiv profético, un leitmotiv que, sin embargo, no anula la Ley. Al contrario: es carne entre los huesos. Pues la Ley arraiga en la conmoción que supone el encuentro con Yavhé, ese Dios —el único en verdad— cuyo quién, según el Deuteronomio, se halla precisamente en el aire. De ahí la importancia del memorial —recuerda Israel que fuimos liberados de Egipto por la gracia de Dios— para que la Ley no caiga en dique seco.
Sin embargo, comprender la centralidad de la Ley supone haber caído en la cuenta de que, tarde o temprano, el corazón tendrá serias dificultades —por no decir que será incapaz— de continuar. Así, habrá un momento en que solo podremos permanecer fieles a lo que nos fue dado atándonos al mástil de la repetición. Ciertamente, de no tener presente nuestra incapacidad, la Ley acaba siendo una jaula de hierro y, por extensión, un tomar el nombre de Dios en vano. Pero ello no quita que acaso haya más sabiduría en la defensa judía de la Ley que en la oposición entre ley y amor propia de un cristianismo fuertemente sentimentalizado.
selbst
febrero 13, 2023 § Deja un comentario
Si es cierto —que lo es— que nadie alcanza la verdad sobre sí mismo sin pasar por la negación de sí, entonces en la revelación de Dios —la que tuvo lugar en el Gólgota—, Dios llega a ser para sí mismo el que es. Así, en su revelación, Dios no se expone al hombre como si fuera un paisaje desconocido hasta el momento, sino que se muestra como el Dios que se expone al hombre, en el sentido de un ponerse en riesgo, para que, a través de la fe del hombre, pueda alcanzar el presente. Y alcanzarlo como cuerpo. No comprender lo anterior —y comprender es abrazar— supone permanecer en las lindes de la religión, en donde Dios y el hombre ocupan, cada uno, su lugar. Como si simplemente se tratase de conectar lo divino con lo humano. Sin embargo, el cristianismo habla de la incorporación de Dios. Y me atrevería a decir que no es lo mismo.
desde la óptica de la redención
febrero 12, 2023 § Deja un comentario
La fe parte de la experiencia de la redención —de un perdón inmerecido por imperdonable. Sin embargo, ¿no es también cierto que cada creyente ha de seguir, de un modo u otro, los pasos que llevan hasta el Gólgota? ¿Acaso no habrá un momento, por tanto, en que incluso la convicción de haber sido redimidos entre en crisis? Ciertamente, si se trata de una creencia. Pero no —o no tanto— si la redención ha sido corporal. Pues el redimido sabe quién lo ha sacado de la sima en la que se encontraba. Y aquí retroceder es traicionar.
¿tener fe?
febrero 11, 2023 § Deja un comentario
La fe no se tiene. En cualquier caso, se tiene la creencia religiosa. Y la creencia religiosa, hoy en día, es antes una suposición que una confianza, algo así como el modelo que nos permite cuadrar las piezas de un rompecabezas. La fe es un acto de fe —un paso al frente— ahí donde lo más sensato es negar o retroceder. Así, cuando hablamos de la fe hablamos propiamente del momento de la fe. De ahí que no sea casual que la fe se expresara originariamente como una confesión ante un tribunal romano.
Con todo, nadie puede asegurar desde sí mismo que será capaz de dar un paso al frente donde se le exija darlo. A lo sumo, la fe de a pie, si es honesta, espera poder dar dicho paso… aun cuando, también honestamente, nadie pueda preferirlo: que pase de mí este cáliz. Ahora bien, porque la fe tiene su momento, como también el amor, la fe solo puede ser contada como historia de la fe. De hecho, si somos capaces de dar el paso es porque antes lo dio otro por nosotros. Esto es, en nuestro lugar.
fidelitas
febrero 10, 2023 § Deja un comentario
Óscar Romero, a pesar de su desolación, siguió dando el pan de cada día a los que no tenían pan —esto es, a pesar de que hacía tiempo que había dejado de experimentar a Dios. ¿Lo hizo impulsado tan solo por el sentimiento de compasión? Quizá. Pero ¿qué diría entonces Hume? ¿Que, en el fondo, no hay más que emociones? Sin duda. Pero ¿quién dijo que nuestras emociones fuesen la medida de la verdad —de lo que en verdad acontece y no simplemente pasa? Pues lo cierto es que Óscar Romero, aunque fuera con las muletas del sentimiento, respondió a la acusación de los desfavorecidos sin piedad. Y esta acusación es real, aunque no nos lo parezca. Más aún cuando Óscar Romero no podía ignorar que, tarde o temprano, le esperaban unos cuantos balazos en el pecho.
Hegel, one more time
febrero 9, 2023 § Deja un comentario
Es sabido que, según Hegel, hay que comprender la sustancia como sujeto, esto es, como Yo, por decirlo a lo bruto. Pues solo de este modo cabe hacer justicia al carácter otro de lo real. Ahora bien, esto en principio se encuentra muy cerca de caer en el mito. De ahí que Hegel se decantara por comprender la iniciativa del Espíritu como una dinámica inherente a la lógica del concepto (y aquí el concepto no es estrictamente una definición, sino la expresión de que nada es más real que lo abstracto; al menos porque la alteridad avant la lettre carece de la entidad de lo particular —porque, en definitiva, la alteridad estrictamente tan solo puede ser dicha, por no decir que es un decir). En el fondo, la dinámica del concepto obedece a que la alteridad como tal siempre es su negación de sí. O en hegeliano, el en sí va de la mano, lógicamente, con el para sí. Es lo que la tradición cristiana, ya desde sus inicios, entenderá como la kénosis de lo divino. Al fin y al cabo, en tanto que lo absoluto es la escisión —aquella que da pie, precisamente, a lo histórico— cabe eludir la deriva de la metafísica hacia ontoteología (o por emplear el rotulador grueso, hacía el teísmo, ese resto de lo pueril).
el secreto
febrero 8, 2023 § Deja un comentario
Para la cábala, en general, se trata de descifrar el secreto de Dios. El texto —el mundo— se presenta, por tanto, como cifra. Esto es, el misterio como código. Sin embargo, quizá con respecto a Dios, no haya nada que descodificar, aunque, ciertamente, el misterio de Dios —la irreductible invisibilidad de la alteridad— tarde o temprano nos haga caer del caballo. Y es que de hallar el sentido oculto del mundo, aun nos preguntaríamos si eso es todo. Si hay Dios —que lo hay, aunque no como nos lo imaginamos—, entonces el todo en modo alguno puede ser el todo. La realidad de Dios —una realidad que anda rozando la nada— impide el cierre inmanente de la totalidad (y lo que esto significa es que la división no se da entre los mundos, sino entre los tiempos; pero este es otro asunto). De hecho, la revelación nunca fue una ilustración.
lo más
febrero 7, 2023 § Deja un comentario
¿Qué es lo más? ¿Ser como los que marcan la moda, los índices del éxito, la felicidad? Es lo que muchos se dicen a sí mismos de entrada, aunque también al final. ¿Qué responde el cristianismo? Nada que nos resulte atracativo, seductor. Al menos, no lo fue para el joven rico de la parábola. En definitiva, se trata de la vida que nos dan los que vuelven con vida de la muerte en vida. Por ejemplo, aquella mujer a quienes sus nueve hijos, gaseados en Auschwitz, se le aparecieron en los huérfanos de Israel. Ciertamente, no es algo que podamos preferir. Pero es lo más. En cualquier caso, la fe —la respuesta— tiene su momento (y un momento que no podemos escoger).
sales minerales
febrero 6, 2023 § Deja un comentario
Dice el capellán en su sermón: ¿deberíamos preguntarnos si acaso somos luz? ¿Iluminamos la tierra? ¿Somos su sal? De acuerdo. Sin embargo, creo que andaríamos equivocados si creyéramos que debemos esforzarnos para salar el mundo —o si nos dijéramos ahora voy a iluminarlo. Y no porque el mundo no necesite ninguna sal o luz—al contrario—, sino porque uno no añade salazón a este plato o ilumina la tiniebla porque pretenda salar o iluminar. De ser así no dejaríamos de ser, precisamente, unos iluminados. La luz es, como dicen los psicólogos, un producto lateral. Es lo que sucede mientras andamos ocupados en otro asunto, en nuestro caso apostar por la bondad o saciar los estómagos del hambre. La sal o la luz se darán de paso. Aunque a quienes se sacrifican por los desgraciados no se lo parezca. Ni podrá parecérselo. El sentido del sacrificio no pertenece a quien se sacrifica. De hecho, incluso la verdad de Dios está en manos de Dios.
de los jardines y las simas
febrero 5, 2023 § 1 comentario
Tomar unos vinos con los amigos, ver crecer a tus hijos, el vuelo de los pájaros, un día de Sol… No hay más. Carpe diem, que decía Horacio. ¿Los triunfos? Un error de perspectiva.
¿Para qué, entonces, la Biblia? ¿Para decirnos que la muerte no es un final? Sí que lo fue para los patriarcas de Israel (y de ahí su sentido del don o de la gracia). De hecho, a los bendecidos, les basta con disfrutar del presente. La pregunta es, por tanto, otra: ¿qué vida pueden esperar los condenados por el mundo? La suerte, ¿solo para sus verdugos? El problema es que la respuesta —una resurrección— es increíble, por imposible. Quienes creen en ella como quien no quiere la cosa, probablemente aún no hayan sopesado el alcance de su creencia. En todo caso, creerán que creen. Por eso, o los evangelios son una brutal ironía —pues resulta irónico ofrecer una solución inconcebible—; o el creyente debería aceptar sinceramente que la fe supone un entregarse a la posibilidad de un Dios imposible —de un Dios que ningún mundo puede admitir. Y ello en nombre de un acto de bondad donde no hubo más que oscuridad y horror.
de narcisos
febrero 4, 2023 § Deja un comentario
El narcisismo se apoya en la gran mentira: creer que somos alguien. Por eso vamos por ahí como si tuviéramos un motivo del que enorgullecernos. Por eso duele que los demás descubran nuestra tara. Narciso no puede soportar su desnudez. De ahí que viva de su éxito, ese malentendido. Ya lo dijo Qohelet: todo es vanidad (y la vanidad es alimentarse de viento). Y así podemos morir demasiado pronto. Esto es, sin habernos dado cuenta de que todo comienza con la muerte de uno mismo para sí mismo.
algo o alguien: un ejercicio de lógica
febrero 3, 2023 § Deja un comentario
Si Dios es algo, entonces no es Dios, sino un arjé —una cosa última o fundamental. Y con respecto a un arjé no cabe la fe, sino en cualquier caso el chute emocional, la conexión, la evidencia. Pero si Dios es alguien, entonces, en sí mismo, no es nadie (aún). Pues el yo difiere continuamente del cuerpo con el que, sin embargo, se identifica. Y esto es Biblia. El nihilismo —sea ateo o budista— se decanta por la cosa última (aun cuando en el caso del budismo se trate de la nada). No hay más. La Biblia, en cambio, apuesta por un Dios personal (y aquí da en el clavo de la existencia, al menos porque existir significa estar expuestos a la poderosa impotencia del nadie). Ahora bien, el carácter personal de Dios no es el que religiosamente imaginamos: como si hablásemos de un humano superior (y espectral). Dios es persona porque no es aún nadie sin su cuerpo —sin la fe, la entrega de ese cuerpo. Y esto es cristianismo.
el giro
febrero 2, 2023 § Deja un comentario
De estar en el centro, a orbitar alrededor. El hallazgo de Copérnico se vivió como humillación: estamos en la periferia; no contamos. Pero ¿acaso no fue esta la experiencia más espontánea de la trascendencia? ¿Acaso no fue la del mismo Job? El que acabásemos, como Agustín, intimando con Dios —aunque Agustín se cuido de añadir et superior summo meo— ¿no fue el principio del fin? Quizá hayamos olvidado que Marcos puso en labios de Jesús la palabra Abbá —la que expresa la mayor intimidad con el Padre—, no mientras anduvo por Galilea, sino en Getsemaní. Los mulsumanes ¿se equivocan cuando creen que la mayor proximidad con Alá tiene lugar cuando clavan su rostro contra el suelo? Cierta devoción ¿acaso no suprimirá nuestro estar expuestos al misterio?
mariposas
febrero 1, 2023 § Deja un comentario
Cuanto menos te aprecies a ti misma, más dispuesta estarás a salir con cualquiera —con el primero que te haga un poco de caso. Sin embargo, creerás que es alguien extraordinario. Al menos, en un primer momento. Es lo que tiene querer resolver cuanto antes el asunto del tener. Que no se diga que tú no vales para este juego. Aun cuando el juego que realmente estás jugando no es el que te imaginas.